La Palabra

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LA PALABRA 
No.11, Febrero de 2013
 
Publicación periódica  de opinión. Responsables: Prof. Jesús Pacheco Martínez y Profa. Irma Clemencia Lara Martínez.  
Correo: pamaranto_j@yahoo.com.mx www.lapalabrareflexion.mex.tl

Canal de YouTube: Lapalabrareflexion 
http://www.youtube.com/user/Lapalabrareflexion/videos?view=0



 



El Correo Ilustrado
La Jornada, lunes 4 de febrero de 2013

Resoluciones de la Corte derivan en pérdida de credibilidad

 
Las tres resoluciones recientes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación han obedecido más a intereses de orden político provenientes del Poder Ejecutivo que a los contenidos esenciales de carácter jurídico de las normas y leyes que nos rigen.

     Conceder el amparo liso y llano a Florence Cassez y ordenar su liberación inmediata, bajo el argumento de que hubo violaciones al debido proceso en relación con sus derechos humanos, mientras, la misma primera sala, al otorgar un amparo para efectos a cinco ciudadanos indígenas (Manuel López Gómez, Celestino Garay Candia, Eloy García Reyes, Nicolás Gómez Santiz y Joel Mancilla Vázquez) bajo el mismo argumento de violación al debido proceso en relación con sus derechos humanos, pero con la salvedad de que estos cinco mexicanos no fueron liberados, producen indignación en la opinión pública, al considerar que hay discriminación y una ausencia de igualdad jurídica en la aplicación de la normatividad.

     En el caso del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) la resolución de la segunda sala de la Corte es más aberrante aún, al negar el amparo interpuesto por miles de trabajadores para que la Comisión Federal de Electricidad fuera su patrón sustituto, al desvirtuar y considerar erróneo el acuerdo emanado de un tribunal colegiado de circuito que había dado la razón jurídica al SME, para que se restablecieran los derechos laborales y que en su momento, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje se negó a acatar.

     Estas decisiones provocan escepticismo en la sociedad, una creciente pérdida de credibilidad en las instituciones y, en consecuencia, la indignación ha crecido en amplios sectores sociales que exigen. Nos sumamos a esas voces, para que se restituyan los derechos legítimos de los trabajadores electricistas y se libere a los cinco indígenas presos.
 

Profesores y estudiantes de la UNAM: Jesús Pacheco Martínez, Víctor Gamboa González, Rufino Perdomo Gallardo, César Naranjo, Marlene Martínez Hernández y Juana Martínez Viloria



Manifestación del SME, jueves 31 de enero de 2013



 
El caso Cassez y la democracia mexicana
Por Benito Balam
 
           
La construcción de una democracia también se da en un sentido ético de la justicia, y ésta no puede ser una justicia perfecta, en el mismo sentido de que la verdad tampoco puede ser absoluta.    Son aproximaciones las que se tejen como las de la “duda razonable” y la “presunción de inocencia”.
 
   En el régimen jurídico mexicano lo que ha privado es la “presunción de culpabilidad”. Por criterios culturales, el “principio de autoridad” ha estado por encima de la igualdad ante la ley y del Estado de derecho. No importa cuales hayan sido los medios utilizados para culpar a alguien, si éstos vienen de la autoridad, sólo por eso, son pocas veces discutidos.

   La voz del inculpado generalmente no está en condiciones de igualdad ante la ley y termina incriminándose ante la opinión pública.


   Es cierto que el derecho, no debiera estar subordinado a la opinión pública, sin embargo, el peso cultural que ésta tiene, sí tiene impacto en la credibilidad del derecho, lo cual se convierte en una política, que afecta a los actores del mundo del derecho. Tal ha sido el caso de Florence Cassez, donde la filmación de escenas simuladas de su aprehensión, llegó a crear en la opinión pública, hasta la fecha, la virtualidad de su culpabilidad “legal”.

   Los medios de comunicación masivos, son un poder real en la política del mundo y en particular en la democracia mexicana, como también lo vimos en las elecciones presidenciales del 2012, donde la manipulación de las encuestas, además de otras cosas, impactó en la opinión pública y en los resultados electorales. Siendo el poder mediático tan fuerte que ni la misma autoridad electoral ha podido contenerlo.


   
Con la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el caso Cassez, para darle libertad inmediata, la opinión pública se manifestó en un porcentaje mayoritario en contra. Mientras que las grandes televisores se deslindaban del montaje que sirvió de fundamento principal, para sostener la “duda razonable” del Poder Judicial.

   Es paradójico como la opinión pública sembrada por estas televisoras, continúa pensando lo que su montaje provocó a largo de estos últimos 7 años, ocultando la voz de la inculpada y haciendo prácticamente imposible su “presunción de inocencia”.  Entre televisoras y policía se pasan la bolita por lo del montaje, cuando ambas tienen su propia responsabilidad en el hecho.   

   Esta resolución de la Suprema Corte, tal vez puede promover una nueva oportunidad en la democracia mexicana para que su sistema jurídico, adquiera la autoridad moral que ha perdido, por darle más crédito a la “presunción de culpabilidad”, que a la “presunción de inocencia”.  Y que pueda ser aprovechada realmente para colocar prioritariamente a los derechos humanos de los inculpados sobre el “principio de autoridad”, que una parte de nuestra cultura arrastra y el poder mediático acrítico le ha conferido al autoritarismo.    Confundiendo la autoridad con el autoritarismo: y la contención de la violencia con la agresión desmedida contra los detenidos.

   En lo personal ignoro si Florence Cassez es inocente o culpable, lo que no me cabe la menor duda es que fueron violados sus derechos fundamentales, impidiendo que pudiera sostenerse “su presunción de inocencia”, puesto que no hubo respeto al “debido proceso”.     







 
Intervención del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba en la Primera Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Santiago de Chile, 28 de enero de 2013.

(Fragmentos del discurso)

 
Excelentísimo Señor Sebastián Piñera, Presidente de la República de Chile:
Estimados Presidentes, Primeros Ministros y Jefes de Delegaciones:
Pueblo hermano de Chile:
 

Sea mi primer pensamiento para honrar la memoria de Salvador Allende, insigne latinoamericano y patriota que entregó su vida por la independencia de su nación y la justicia social. Pensamos como él, cuando dijo: “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”.

   La existencia de la CELAC nos permitió encarar los desafíos del 2012 con más conciencia de quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos, en medio de circunstancias convulsas y complejas.

   Vamos construyendo, en la dura realidad, trabajosamente, el ideal de una América Latina y Caribe diversa, pero unida en un espacio común de independencia política, de control soberano sobre nuestros enormes recursos naturales para avanzar hacia el desarrollo sostenible, la integración regional y el enriquecimiento de nuestra cultura.

   Los obstáculos no han sido ni serán menores. Las amenazas a la paz son crecientes y la injerencia en los asuntos de nuestra región continúa. Las trasnacionales, fundamentalmente norteamericanas, no renunciarán al control de los recursos energéticos, hídricos y minerales estratégicos en vías de agotamiento. La concepción estratégica de la OTAN es cada vez más agresiva y se orienta claramente en ese sentido. A dos décadas del fin de la Guerra Fría, crecen los enormes arsenales nucleares y convencionales que, como ha dicho Fidel, no podrán matar el hambre ni la pobreza.

   El orden económico internacional es injusto y excluyente, atrapado en una crisis global a la que, por ahora, no se vislumbra solución. El cambio climático avanza inexorablemente ante la falta de voluntad política de los gobiernos de los países desarrollados.

   Sin nuestra unidad, nada sería posible y todo lo logrado se perdería. En la llamada Cumbre de las Américas de Cartagena, Nuestra América dio un paso decisivo, asentada en el sólido cimiento de Mar del Plata, donde en el 2005, fue derrotada el ALCA. Disipados los cantos de sirenas de Estados Unidos en la Cumbre del 2009, en Trinidad Tobago, América Latina y el Caribe brillaron por su solidez e independencia cuando reclamaron que las Malvinas son argentinas y que el bloqueo y la exclusión de Cuba deben cesar, acontecimiento que el pueblo cubano guardará siempre, con profunda gratitud, en su memoria.

   El ejercicio de la autodeterminación y la soberanía de los pueblos y la igualdad soberana de los Estados son principios irrenunciables de la CELAC, establecidos en la Declaración de Caracas….

   Los incuestionables triunfos obtenidos por las fuerzas patrióticas en las elecciones presidenciales y regionales celebradas en Venezuela y las movilizaciones recientes demuestran el extraordinario liderazgo del presidente Hugo Chávez Frías, y el enorme respaldo popular al proceso venezolano.

Manifestación en Puerto Rico
   Junto al dolor y la preocupación por la salud del Jefe de la Revolución Bolivariana, ese hermano pueblo está dando, junto a los dirigentes chavistas un destacado ejemplo de lealtad, convicción y unidad para profundizar sus irreversibles conquistas.

   El gobierno bolivariano está enfrentando una permanente campaña de intriga y descrédito por parte del imperio y de la oligarquía golpista; pero ha continuado su obra, consagrado a la defensa de los legítimos intereses de los trabajadores y de todos los venezolanos patriotas, de la Constitución y de su democracia revolucionaria. Desde aquí le reiteramos a Chávez nuestro afecto, respeto y admiración, al igual que a su valiente pueblo que lucha por la mayor suma de estabilidad política, de seguridad social y la mayor suma de felicidad, como lo soñó el Libertador Simón Bolívar.

   Compartimos y apoyamos la resolución y oportunidad con que UNASUR ha actuado frente al golpe parlamentario en Paraguay. En una región que ha sufrido décadas de dictaduras sangrientas, impuestas y sostenidas por los Estados Unidos, no puede permitirse impunidad a los sectores violentos y golpistas.

   Nuestra Comunidad estará incompleta mientras falte en ella el escaño de Puerto Rico, nación hermana genuinamente latinoamericana y caribeña que padece una situación colonial.

   No podemos olvidar que cerca de 170 millones de latinoamericanos y caribeños viven en la pobreza, de ellos 75 millones de niños, 66 millones de personas en la región están en pobreza extrema, de los cuales 34 millones son menores. ¿Qué puede significar para ellos la CELAC?....

 
   Estamos obligados a alcanzar progresos considerables en la educación como base del desarrollo económico y social. Nada de lo que nos proponemos, desde la disminución de la inequidad hasta la reducción de la brecha tecnológica y digital, sería posible sin ello. La eliminación del analfabetismo, como meta primaria, es totalmente alcanzable. Con políticas adecuadas y cooperación regional, para proveer un mínimo de recursos a los más necesitados, podríamos dar un salto en pocos años….

   Ayer se habló aquí de que había drogas en todos los países del continente, quiero aclarar que en Cuba no hay drogas, intentaron introducirla, existen más de 250 detenidos (*)  extranjeros de diferentes países del continente por intentar introducir drogas. Solo un poquito de marihuana que se cultiva hasta en una maceta en cualquier balcón de cualquier ciudad de Cuba; pero drogas no hay ni habrá….

   Personalmente, tuve una reunión con todos los organismos que tienen que ver con este problema y tomamos una decisión: “Vamos a combatir la droga, que nos está empezando a amenazar, a sangre y fuego.” Se coordinaron todos los factores en estos aspectos, utilizamos nuestras organizaciones de masa, vinculadas estrechamente con el pueblo, con nuestro Partido gobernante y con el gobierno, dígase Central de Trabajadores de Cuba, Asociación Nacional de Campesinos, Federación
de Mujeres Cubanas, Comités de Defensa de la Revolución, y se apeló a las familias, que hacía falta la colaboración de todo el país para ubicar y proceder legalmente contra los que empezaban a tratar de introducir en nuestra juventud desde marihuana hasta algunas dosis de cocaína, como dijimos.
Zonas de hambre en Perú
   Fueron arrestados. Si queremos vencer, estos son tipos de problemas que hay que enfrentarlos cuando son pequeños o, mejor, cuando son nonatos. Es el mejor momento, si dejamos que cojan fuerza -decíamos y razonábamos-, ahí tienen el ejemplo de varios países hermanos del continente, y, por lo tanto, esta batalla tiene que ser a sangre y fuego.

   Nuestras leyes permiten la pena de muerte, está suspendida, pero está de reserva, porque una vez la suspendimos y lo único que hicimos con ello fue estimular las agresiones y los sabotajes contra nuestro país a lo largo de estos 50 años, como todos ustedes conocen.

   Les razonaba a mis compañeros: ahí está el caso de México. A México lo amamos profundamente, decimos: México es México, su historia, su vinculación con nosotros. Allí recibimos asilo generoso durante 1955 y 1956; de allí salió nuestra expedición, cierto es que violando algunas leyes mexicanas, pero no violamos nunca la amistad con México, y ellos ejercieron su derecho y arrestaron a todos los compañeros, incluyendo a Fidel.

   Yo fui uno de los pocos que pude escaparme, y bajo la natural presión que sentíamos ya próximos a salir para Cuba, salimos en medio de una pequeña tormenta, de un poderoso norte que estuvo a punto de hacernos naufragar y conducirnos a la muerte a los 82 expedicionarios que ahí veníamos.

   Solo hubo un día de mar tranquilo por el sur de las islas de Gran Caimán. Tal era la tormenta que un marinero experimentado que trataba, desde la proa, esa noche tormentosa del desembarco, de ver si veía el faro de Cabo Cruz al suroeste de Cuba, una ola se lo llevó; perdimos casi una hora en su recuperación, hasta que nos lanzamos a la costa y desembarcamos en un pantano horroroso, y antes de salir de él ya estaba encima de nosotros la aviación del dictador Batista.

   Yo les razonaba a los compañeros: me rompo la cabeza pensando qué solución puede tener lo de México, que no es casual que sea México, no porque los mexicanos propicien esa situación, sino ya lo dijo un expresidente mexicano en el siglo pasado: “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos!” Es ahí donde está el problema, el problema fundamental, para donde se mandan las drogas, que nunca he leído en la prensa de una gran operación en Estados Unidos contra los traficantes, nunca he leído eso; solo películas de pequeñas bandas de traficantes. Y por el mismo lugar por donde entran las drogas, pasa el armamento para la venta, ese es el problema.

   Yo hablé este tema con el presidente Calderón en la reunión de Sauipe, en Brasil, en el año 2008, donde ya se estaba gestando, esta organización magnífica que en estos días celebra su primera reunión, además de la reunión fundacional en Venezuela, y hablé profundamente de estos temas con el presidente Calderón, y hemos seguido, seguimos preocupados. Pero ese problema avanza como una marea terrible hacia el sur: problemas en Guatemala, problemas en los demás países de Centroamérica. Y solo puedo dar una opinión a los países a los que todavía no les ha llegado esa marea nefasta y trágica, porque es verdaderamente trágica, donde los drogadictos, como ustedes conocen, son capaces de matar hasta a un familiar para obtener dinero para comprar droga. Por eso nuestra población apoyó esa medida y nos resultó fácil capturar a cerca de 5 000, juzgados con todo lo que permitían las sanciones del Código Penal, y nos equivocamos en muy pocos casos, que fueron resueltos inmediatamente.

   ¿Por qué?, por la colaboración de la población, que era la más interesada en que ese problema no se extendiera. Y estos problemas -es la moraleja que podemos sacar de ello, y la sugerimos a los países que todavía no son víctimas de este flagelo- son de los tipos de problemas que hay que enfrentar cuando están naciendo y mejor, como les decía, cuando son nonatos. Por eso, en Cuba no hay drogas ni las habrá.

   Perdonen este paréntesis que abrí sobre este tema. Como ustedes ven, yo también improviso discursos hasta de dos y tres horas, pero no quiero hacer eso, lo hacía antes cuando era joven, pero prefiero ya, a esta altura, leer mis intervenciones. No critico que los demás los improvisen, el primer improvisador es mi Jefe, Fidel Castro, y el que pronuncia los discursos más largos en la ONU, tiene un récord que ni Chávez se lo ganó (Risas).

   No podríamos renunciar a la protección de nuestros inmigrantes, víctimas del orden actual de la xenofobia, y de la discriminación que proliferan en el mundo industrializado….

 
   Concluyo con un emocionado homenaje a José Martí, hoy -como decía el compañero Maduro-, en el 160 aniversario de su natalicio. De su pensamiento aprendimos que, en tiempos difíciles como estos, “¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”.
 
Muchas gracias (Aplausos).

(*) De la cifra mencionada, 114 permanecen actualmente en privación de libertad
Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba




La banalización, epidemia de la modernidad
Xabier F. Coronado, Publicado: 03/02/2013, en La Jornada Semanal
 
La diferencia entre la inteligencia y la estupidez reside en el manejo del adjetivo, cuyo uso no diversificado constituye la banalidad.
E. M. Cioran, Breviario de podredumbre
 
Vivimos tiempos en los que todo se difunde de manera global. En esta época, cualquier evento se divulga por el planeta en unos segundos y prácticamente la totalidad de las personas podemos llegar a conocerlo. Esto sucede gracias a la red digital que nos envuelve y en la que, de alguna forma, estamos atrapados. Todo se replica de modo superficial en un oleaje continuo de titulares ambiguos o tendenciosos. Quienes se interesan en ir más allá de la frase de reclamo se encuentran con que la letra pequeña apenas profundiza y muchas veces es incoherente o falaz.

   Gran parte de la información se plantea con un enfoque banal, manipulador y viciado de origen. La banalidad se impone tanto en asuntos de entretenimiento como en temas considerados más trascendentes: política, educación, arte y otras manifestaciones de la cultura. El efecto final es que la banalización se extiende como una epidemia que contamina y todos, queramos o no, tenemos que sobrevivir en ese miasma de trivialidad que se respira.


Lo banal, vano y venal
 
No hay nada más terrible, insultante y deprimente que la banalidad.
A. P. Chéjov
 
No hay referencia en los diccionarios etimológicos a que “banal”tenga raíces en “vano” (del lat. vanus), aunque en sus significados se podrían equiparar: lo vano está falto de sustancia o entidad; y banal es un adjetivo de origen francés (banal, que procede de ban, bando público), definido como trivial, común e insustancial. “Banalidad” es lo que tiene cualidad de banal, y “banalización” es la acción y efecto de banalizar, es decir, el resultado de tratar algo de manera trivial.

En momentos determinados, la banalidad puede cumplir una función de entretenimiento saludable, para distraernos o relajarnos. Algo diferente sucede cuando lo banal invade otros espacios de forma indiscriminada. Cioran ve una faceta positiva en lo banal cuando afirma que “a menudo es de una banalidad, y no de una paradoja, de donde surge una revelación” (Del inconveniente de haber nacido, 1973), pero resulta difícil descubrirla cuando los síntomas de la banalización se manifiestan en muchas expresiones de la vida pública y privada.

Actualmente, la banalización domina nuestro entorno y convivimos en el paisaje banal de la apariencia; el mundo cultural, político, económico y social están sujetos a un mismo canon doloso que permite justificar cualquier cosa. En la era de la banalización todo es venal, en su doble acepción de vendible y sobornable. La banalidad se vende como marca de moda en los medios de comunicación masivos que, al mismo tiempo, imponen una seudo cultura a base de insistencia y publicidad. Sólo hay competencia entre quienes aceptan sus reglas; se elimina o se niega cualquier voz disonante. La banalización fomenta el consumo y lo liga descaradamente a la felicidad. “Tanto ganas/ tanto compras/ tanto tienes/ tanto vales”, es el estribillo de la canción del éxito; el coro de la banalidad está dirigido por la todopoderosa economía neoliberal, que mercantilizó la cultura para convertirla en industria del entretenimiento.

Como ejemplo tenemos lo que pasa en México: en este país pareciera que sólo existe lo que programa el duopolio televisivo, única vía de información y esparcimiento para la mayoría de la población, y modelo de vida para la sociedad. Así es como se manipulan conciencias y preferencias.



Banalización de la cultura
 
No quiero ser apocalíptico, pero el espectáculo ha tomado el lugar de la cultura. El mundo está convertido en un enorme escenario, en un enorme show.

 
José Saramago, Otros cuadernos de Saramago

 
En el último año, el tema de la banalización de la cultura ha dado mucho de qué hablar, sobre todo a partir de la publicación del libro de Vargas Llosa, La civilización del espectáculo (2012). Básicamente, el escritor peruano desarrolla un artículo del mismo nombre que había publicado anteriormente (El País, 6/IX/2008), donde nos comunicaba su preocupación por las consecuencias, en la esfera cultural, de una serie de tendencias sociales y económicas. Un debate que filósofos y sociólogos ya habían establecido durante el siglo pasado.

   La sociedad se ha ido banalizando de manera global y varios pensadores apuntaron esa tendencia. En 1947, M. Horkheimer y TH.W. Adorno, al acuñar el término “industria cultural” para designar los productos y procesos de la cultura de masas, señalaron que la tecnología y la ideología del capitalismo monopólico trasformaban la cultura en un producto mercantil con tendencia a homogeneizarse. También, el polifacético Guy Debord publicó, en 1967, un interesante libro, La sociedad del espectáculo, de título casi homónimo al que acaba de escribir Vargas Llosa. En su texto, Debord apunta con gran lucidez que “el espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma, como una parte de la sociedad y como instrumento de unificación. El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizada por imágenes”. 

   En su planteamiento, Vargas Llosa no se detiene a profundizar sobre la influencia del sistema económico y educativo en todo este proceso de banalización; en cambio manifiesta que la “democratización de la cultura” produjo un efecto de “trivialización y adocenamiento de la vida cultural donde cierto facilismo formal y superficialidad en los contenidos culturales se justificaban en razón del propósito cívico de llegar al mayor número de usuarios”. Asimismo, la hace responsable de la desaparición de la “alta cultura”. En su exposición, el reconocido novelista no distingue con claridad la cultura popular de la cultura de masas, las mezcla en un mismo concepto y deja aparte a la alta cultura.

   Actualmente, “cultura popular” es un concepto usado en forma confusa y contradictoria. Eduardo Galeano la define como un complejo sistema de símbolos de identidad que el pueblo preserva y recrea, mientras que para el sociólogo Mario Margulis la cultura popular es una cultura solidaria: productores y consumidores la crean y la cultivan (“La cultura popular”, 1986). Por el contrario, la cultura de masas, diseñada y difundida por gestores que atienden a intereses principalmente económicos, sólo se consume.

   El aporte de Vargas Llosa a este debate es criticado por otros autores, entre ellos Jorge Volpi (“El último mohicano” en El País, 27/IV/2012), que lo tilda de elitista por defender la alta cultura. Vargas Llosa concluye que esta tendencia a la banalización es irreversible y cree que la cultura, como él tuvo el privilegio de conocerla, va a desaparecer; a lo que Volpi comenta: “acierta al diagnosticar el fin de una era: la de los intelectuales como él”.

   Por otro lado, la banalización venal también afecta a la vida política. Para Galeano (El libro de los abrazos, 1989), “la cultura y la política se han convertido en artículos de consumo. Los presidentes se eligen por televisión, como los jabones, y los poetas cumplen una función decorativa”. En palabras de Fidel Castro (Selección de discursos), “la política ha dejado de ser la ilusión de arte noble y útil con el que siempre soñó justificarse, para convertirse en entretenimiento banal y desprestigiado”.

 
   La cibercultura tampoco se salva de la banalización. Al principio se trató de una cultura minoritaria, pero con la popularización de internet se ha transformado en cultura de masas. Por supuesto que existe una manera equilibrada de usar la red digital, pero el contagio de lo banal es evidente. Además de convertirse en imprescindible herramienta de trabajo, internet ganó espacio a otros medios que se repartían la atención dedicada al tiempo libre; ahora ocio y negocio se condensan en un mismo dispositivo. Para muchos, estar sin conexión es inconcebible y tener acceso a internet ya se considera un derecho universal, a pesar de los muy cuestionables contenidos y niveles de utilización.

   Las denominadas “redes sociales” crecen a ritmo exponencial, llegan a cualquier rincón del planeta y ya nadie duda del potencial que poseen. No hay límite de edad para engrosar sus listas: niños, jóvenes y adultos se comunican a través de ellas. El intercambio de imágenes o mensajes banales es habitual y la circulación de noticias, videos y demás ocurrencias, obsesiva. Resulta casi heroico resistirse a Twitter o Facebook; sólo si estás registrado existes, porque entonces puedes acceder a los contenidos, opinar y ser reconocido. El auténtico reto está en utilizar esas redes cibernéticas sociales de forma consciente y equilibrada.

   En definitiva, la banalización es una realidad alarmante que apenas deja espacio para la creatividad y la auténtica cultura; todo lo desvirtúa, hace perder los puntos de referencia y resulta difícil distinguir lo genuino de lo adulterado.


La banalidad del mal
 

“… la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes. Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén: un informe sobre la banalidad del mal. A comienzos de la década de los años sesenta se celebró en Israel el juicio a Adolf Eichmann, un mando medio encargado de organizar el transporte de personas a los campos de concentración nazis. La politóloga y filósofa Hannah Arendt cubrió el evento para la revista The New Yorker y el resultado de esa experiencia dio lugar al libro Eichmann en Jerusalén: un informe sobre la banalidad del mal (1963). De este trabajo surge el controvertido término, “banalidad del mal”, que Arendt registra por primera vez para explicar la falta de reflexión, sobre las consecuencias de sus actos, de quien comete crímenes al acatar órdenes; circunstancias que, según Arendt, no lo liberan de culpa sino que lo hacen motivo de otra forma de juicio. Actualmente, este concepto se utiliza para describir el mal como algo que no nace del individuo sino del sistema al que obedece. En consecuencia, la banalidad del mal, como sumisión total a la autoridad, ha sido y es utilizada para cometer delitos contra la humanidad. El poder se escuda en la barbarie, la banalización de la violencia y de las actitudes discriminatorias que justifican la intolerancia.
 
Preguntas y respuestas
 
Los períodos reaccionarios se convierten de un modo lógico en tiempos de evolucionismo banal.
León Trotski, La revolución permanente

 
Para terminar, las preguntas clave: ¿de dónde nos viene la banalización? ¿Trae la vida, en sí misma, la banalidad? ¿Somos los humanos seres banales? Para buscar respuestas, consultamos algunos pensadores que no padecieron esta enfermedad. El controvertido Cioran escribe: “Te encuentras en el seno de la vida siempre que dices, con toda tu alma, una banalidad.” (El ocaso del pensamiento, 1940).
 
   Otros autores también escribieron que la banalidad puede ser inherente a la condición humana, como Gorki cuando narra: “Todo era banal y corriente en su existencia, pero esta sencillez y banalidad eran el fardo de una innumerable cantidad de seres sobre la tierra” (La madre, 1907); o Pessoa en su obra póstuma, El libro del desasosiego (1982), este homem banal representa a banalidade da Vida. Ele é tudo para mim, por fora, porque a Vida é tudo para mim por fora. Para Charles Baudelaire, esa tendencia a lo banal está en nuestra esencia. En Las flores del mal (1857) nos dejó estos versos: “Si la violación, el veneno, el puñal, el incendio,/ todavía no han bordado con sus placenteros dibujos/ la urdimbre banal de nuestros tristes destinos,/ es porque nuestra alma, ¡fatalmente! no es bastante audaz.” En cambio, para Guy Debord (1967) la culpa es del sistema que nos globaliza: “La producción capitalista ha unificado el espacio, que ya no está limitado por sociedades exteriores. Esta unificación es, al mismo tiempo, un proceso extensivo e intensivo de banalización.

   La epidemia de la banalización se extiende y parece contagiar a gran cantidad de individuos en el planeta. Lo banal es como una bacteria que está latente y en épocas propicias se reproduce y se manifiesta en la banalización. ¿Será posible vacunarse? Quizás sí, con un tratamiento a base de atención y voluntad para ejercer control sobre el consumo, ser selectivos, exigirse y exigir.

   Como colofón, unas palabras del escritor Miguel Delibes que pueden ayudar a ubicarnos: “Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales.”

 

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