La Palabra

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LA PALABRA
 
No.77, noviembre  de 2014

Publicación periódica  de opinión. Responsables: Prof. Jesús Pacheco Martínez y Profra. Irma Clemencia Lara Martínez.


www.lapalabrareflexion.mex.tl

http://www.youtube.com/user/Lapalabrareflexion?feature=watch

 
 

Colmex con Ayotzinapa
 
Ciudad de México, a 11 de noviembre de 2014.
 
A la opinión pública:
 
Ante la presentación del avance en las investigaciones sobre el caso Iguala, que involucra la desaparición de estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”, los abajo firmantes, miembros de la comunidad de El Colegio de México, deseamos expresar lo siguiente:
 
1. La información presentada por el Procurador General de la República, Lic. Jesús Murillo Karam, en conferencia de prensa realizada el día 7 de noviembre de 2014, no cumple aún con la exigencia de conocer el paradero de los 43 normalistas desaparecidos, los motivos de su sustracción y la suma de personas involucradas, con miras hacia su detención y castigo.
 
   La información dada a conocer proviene de líneas de investigación limitadas e incompletas y se basa, exclusivamente, en confesiones de personas detenidas por su presunta participación en los hechos. Las confesiones no pueden ser consideradas como única prueba concluyente y en México su contundencia está totalmente diluida.
 
Mediante una práctica sistemática, el Estado mexicano ha institucionalizado la tortura como método de investigación en las instancias de impartición de justicia, hecho que ha sido ampliamente documentado por diversos diagnósticos nacionales e internacionales.
 
Sin presumir que éste sea el caso y sin descartar la información de las declaraciones de los detenidos, somos enfáticos en la necesidad de demostrar, a través de pruebas científicas, objetivas y rigurosas, si los restos encontrados corresponden a los 43 normalistas desaparecidos o no.
 
2. La forma en que la información ha sido presentada a los familiares y a la sociedad es condenable. El montaje discursivo de la Procuraduría General de la República es contradictorio: la lógica oficial alienta, sin comprobar, la idea de que los normalistas fueron salvajemente asesinados, pero su conclusión es que continuarán en calidad de desaparecidos. Estamos convencidos de que la presentación de argumentos y materiales no concluyentes y contradictorios tiene como único fin desmovilizar las acciones de protesta.
 
Asimismo, el gobierno mexicano y sus instituciones se han mostrado indolentes ante la situación emocional de los familiares de los 43 normalistas y, en distintos momentos, han promovido especulaciones de diversa naturaleza, abonando al tratamiento sensacionalista del caso. La  forma en que la Procuraduría relata hechos de tortura, vejación y sufrimiento físico y emocional a los que los estudiantes podrían haber sido sometidos, es decir, sin poder comprobar si fue así o no, es un acto de innegable violencia psicológica, sobre cuyas intenciones nos cuestionamos.
 
Nuestra exigencia no es que las evidencias se oculten o maticen, sino que sean presentadas a la sociedad cuando el caso haya sido rigurosamente resuelto y su difusión atienda protocolos de crisis humanitaria.
 
3. Nos declaramos indignados ante la postura negligente e insensible del Presidente de la República, el C. Enrique Peña Nieto, frente a las circunstancias críticas del país. Consideramos que su insistencia en realizar una gira internacional de trabajo, mientras el país se debate entre el dolor, la incertidumbre y la ira es del todo inoportuna, imprudente e indolente. Condenamos que el Presidente haya desoído la exigencia de los familiares y compañeros de los 43 estudiantes, así como de la sociedad, en torno a la cancelación de su salida del país. En este momento, la presentación con vida de los 43 normalistas y la resolución integral del caso Iguala es una prioridad nacional. El lugar del Presidente está en su país.
 
4. Ante estas circunstancias, reivindicamos el derecho a la movilización social pacífica y solidaria, sostenemos el dolor que hoy sentimos colectivamente y exigimos justicia.
 
No permitiremos que las provocaciones lanzadas desde distintos niveles de gobierno, ya sea de manera frontal o a través de grupos de choque a su servicio, nos detengan, como han intentado hacerlo en manifestaciones recientes. Exigimos un alto total e inmediato a las hostilidades del gobierno, a las detenciones arbitrarias, a las amenazas, a la represión en cualquiera de sus formas, a la criminalización de la protesta social y a cualquier otro intento por inhibir el derecho a la libre expresión de la ciudadanía.
 
Nos sumamos a los puntos destacados por los familiares y compañeros de nuestros 43 hermanos desaparecidos:
 
1. Que continúen las acciones de búsqueda de los 43 estudiantes, bajo presunción de vida, no sólo suponiendo que están muertos ni que, posiblemente, los restos presentados corresponden a los normalistas.
 
2. Que se presenten a la brevedad posible pruebas científicas, objetivas y rigurosas, validadas por instancias internacionales, que acrediten o descarten si los restos presentados en la conferencia del 7 de noviembre de 2014 corresponden con los estudiantes.
 
3. Que, con tal fin, se acepte de manera inmediata la asistencia técnica ofrecida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que colaboren con las actividades de localización de los muchachos y se reconozca que, efectivamente, México se encuentra en un estado de crisis humanitaria.
 
Nuestra consternación e indignación no son menores ante el resto del horror: decenas de cuerpos no identificados a lo largo del país, ciudadanos que mueren todos los días en circunstancias desconocidas y por los que absolutamente nadie responde; cientos de miles de vidas conquistadas por el miedo y el desamparo.
 
Pero nosotros no nos cansamos.
 
Firman 445 miembros de la comunidad: 
 
Profesores-Investigadores (64)
Estudiantes (216)
Personal Administrativo y de Biblioteca (36)
Egresados de El Colegio de México (99)
Asistentes de Investigación (30)

Revista Ágora del Colegio de México, 12 de noviembre de 2014.
 


Los círculos concéntricos
Joel Ortega Juárez
 
El insólito movimiento desatado a raíz de la cacería y desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa se parece a los círculos concéntricos que se producen cuando se lanza una piedra a un estanque. En el círculo más grande están cientos de miles e incluso millones de personas muy dolidas por esa monstruosa violencia.
 
En varios círculos siguientes están quienes están hartos de los políticos; en otro más reducido pero también masivo están los que tienen un rechazo al gobierno de Peña Nieto, muchos de ellos votaron por AMLO en 2012; en el siguiente círculo hay los que gritan Fuera Peña en las inmensas manifestaciones dentro y fuera del país.
 
Otro círculo grande es el que integran las centenas de asambleas estudiantiles en otras tantas universidades públicas y privadas; uno más pequeño lo integran los estudiantes que forman piquetes de guardia en las escuelas en huelga o paros; uno de menor tamaño lo forman los que realizan actividades de propaganda y denuncia en diversos puntos de las ciudades.
 
Entre los círculos más pequeños se cuentan las decenas de grupos y grupúsculos de las izquierdas maoístas, marxistas, leninistas, trotsquistas, revolucionarias y demás; en un círculo aún más cerrado participan los que se denominan anarquistas y en uno de carácter clandestino se localizan los que integran grupos partidarios de la lucha armada.
 
La capacidad de mantener aquellos elementos que comparte la mayoría de los círculos le da a los movimientos su condición masiva. Los objetivos y el rumbo del movimiento pueden mantener movilizados a cientos de miles e incluso millones cuando éstos son compartidos por la mayoría de los círculos.
 
Ningún movimiento social, no solo los estudiantiles, es eterno.
 
Entre las posiciones que se manifiestan recojo algunas. La radicalización o desesperación de los círculos más pequeños puede producir lo que comenta Manuel Aguilar Mora: “La frustración que cunde en el seno de algunos sectores de maestros y trabajadores, así como en algunos estudiantiles, ya está produciendo sus estallidos desesperados, como bien lo indica la quema de la puerta principal de Palacio Nacional, cuyas consecuencias políticas con respecto a la movilización de las grandes masas son nulas e incluso negativas”.
 
Un chavo cercano a los activistas de Filosofía de la UNAM escribe lo siguiente: “Dicen y escriben que el gobierno es mafioso, corrupto, podrido; pero no veo aprestos insurreccionales. En otros tiempos, quien así escribía era porque ya tocaba una música levantisca por dentro, y no se quedaba en las caracterizaciones, sino que actuaba en consecuencia. Hoy, las palabras no comprometen a nada, el gobierno está podrido y luego seguimos platicando, ¿no?”.
 
Casi fuera del movimiento se encuentran intelectuales como Enrique Krauze, quien tuiteó: “Comparto la exigencia ciudadana de justicia hecha al Estado; pero estoy esperando la primera manifestación ciudadana contra los criminales”.
 
Para el EPR “la movilización y resistencia popular deben continuar en combinación con la generalización de las acciones políticas de masas que golpeen los puntos nodales que sostienen a la dictadura del capital”.
 
Se requieren rumbo y dirección para evitar una derrota.
Milenio, 15 de noviembre de 2014.
 
joeloj7168@yahoo.com.mx
 
 
 

El inmaizeable extra....
David Silva Tonche
 
“…del oportunismo, del lenguaje de odio, del activismo de derecha, de la opacidad y destacábamos el activismo de grupos que tienen sus raíces en la protección de las canonjías  y privilegios heredados del pasado y de que los "desestabilizadores" y el autoritarismo, han pactado un contubernio a falta de ideas, de proyectos y propuestas, tan sólo para frenar las iniciativas de los jóvenes en la manifestación de sus protestas.
 
Ahora, al parecer surge otra modalidad de activismo de derecha centrado en el clandestinaje. En efecto, según nos han reportado, algunos funcionarios andan muy activos concertando en lo "oscurito" con algunos privilegiados que solo defienden la conservación de su plaza de carrera producto del obsequio de la pasada administración por servicios prestados a la corrupción y a la intentona de reelección de la peor tragedia que haya sufrido el CCH.
 
El día de hoy, jueves 13, pasé a recoger trabajos de alumnos al PEC de historia y en la sala de juntas se realizaba una reunión de 9 profesores del área con el secretario académico, y no  se debe ser tan suspicaz como para no advertir que la discusión giraba en torno a compromisos para sabotear y desalentar el paro  tanto del día 20 de noviembre como la aceptación de la propuesta de la asamblea interuniversitaria. O tal vez se trataba de algo de lo que no podemos enterarnos los demás profesores.
 
De igual forma, le solicitamos al secretario académico nos informe de los motivos por los que cita secretamente a profesores, para convencerlos de participar en este movimiento del lado de las autoridades, en razón que forma parte de una administración que tiene una "fe inquebrantable en la transparencia y en la rendición de cuentas", pero que seguimos sin verla. Y sigue la nefasta práctica de la abajofirmancia y la locura descomunal de algunos viejos que pretenden seguir siendo líderes estudiantiles que pretenden impulsar un Consejo de representantes para oponerse a lo que es ya una lucha de todos los mexicanos y del  mundo..
 
Si están de acuerdo con esta denuncia, por favor difúndanla a sus contactos.
 

 

Memorial creador
Benito Balam
 
Mis queridos y queridas colegas en el arte:
 
Les envío este breve relato y reflexión sobre nuestra representación creativa que realizamos en Panotla, Tlaxcala y que he llamado: "Memorial creador", como una pequeña contribución a su movimiento, al que desde luego me adhiero.
 
I. Relato de movimientos internos:
 
Dos jóvenes representan una a la vida y otra a la muerte, se miran y sonríen nerviosas.  Entra una pareja que representan a la joven generación de México y se miran, el hombre cierra el puño en señal de poder, permanece cerca de la vida pero no la mira; la mujer baja la cabeza en señal de sumisión, estando junto a la muerte pero sin mirarla.    Entra una representante de la raíz y danza en movimientos fuertes desde la tierra, contagia al resto y se mueven en oleadas de energía.   La mujer mira a la vida y el hombre mira a la muerte.
 
Luego entra el representante de la conciencia y va de uno en uno a mirarlos y se detiene atrás del círculo.   Después entra el amor y con gran atracción mueve con fuerza al círculo, armando una danza con todos, incluyendo a la conciencia.    Los jóvenes depositan una ofrenda, el joven una veladora encendida y la joven unas flores de cempazúchitl (flor emblemática de los muertos).
 
Cada uno de los elementos pasa a realizar una reverencia, menos los jóvenes que sólo observan emocionados, la conciencia se ha alejado nuevamente del círculo.     La raíz y el amor hacen una ceremonia de ofrenda al estilo indígena y ¡la muerte se hinca, frente a la ofrenda! mostrándose conmovida al tener que llevarse a los muertos.
 
En seguida, la vida aparece y también se hinca mirándonos con su dolor profundo.  Y sorpresivamente se para y gira alrededor de cada elemento, rechinando su calzado en el piso, en una danza llena de alegría y esperanza.   Al llegar a la consciencia, ésta se acerca a la ofrenda y acepta la muerte, al rendirle homenaje se aleja para ver el conjunto con una nueva mirada.
 
II. Reflexión sobre la experiencia:
 
Para nuestras culturas abuelas o ancestrales, entrar a la vivencia de la comunidad es hacer de nuevo historia, es un memorial creador que no se queda en el relato del mito, sino que lo vuelve a vivir como una primera vez, hace que las personas se encuentren en un sentido comunitario, al contactar con su inconsciente colectivo.
 
En ese sentido nuestras creencias, cualesquiera que sean, están registradas en lo más profundo de nuestras almas y convergen en un Alma común, en forma de arquetipos, que se personalizan y encarnan históricamente.   A la conciencia ordinaria no le es posible penetrar en ese universo, necesitamos la mirada interior que alumbra el corazón, desde nuestros sentires, sensibles, emocionales, valorales e intuitivos, que danza nuestro cuerpo y habla desde su lenguaje.
 
Pues sólo es posible entrar al inframundo con el corazón en la mano y poniendo a nuestra consciencia a su servicio.   Entrando en humildad, en una disposición espiritual a abrirse a la nueva experiencia, que mueve desde los arquetipos, lo más profundo y sagrado del alma de todos los que lo presenciamos, en una ceremonia humana y espiritual, donde las creencias quedan en segundo lugar y lo fundamental es el cambio interno que se suscita en las personas y en la comunidad, que busca respuesta a su existencia y al sentido de su vida, lo cual ante la nueva reflexión de la consciencia nos llevará a tomar acciones en un camino que sea nuestro, porque tiene corazón.
 
Un abrazo a cada una y uno.
 
Posdata: quienes están interesados por una copia electrónica de mi libro, pueden hacérmelo saber por mi correo.
 

benitobalam@yahoo.com.mx
 
 

Immanuel Kant: moral y política
 
Jesús Pacheco Martínez
 
El pensamiento ético – político de Kant, sigue siendo vigente en el mundo contemporáneo y particularmente en México.
 
Kant concibe a la moral, como una actividad práctica del hombre. Dicha actividad está orientada por leyes que nos obligan a obrar moralmente de acuerdo al deber ser, el cual está presente en las diversas actividades sociales humanas y particularmente en la actividad política.
 
No puede existir una contradicción entre moral y política. La política tiene una esencia moral, la cual le da sentido humano. Sobre todo, cuando el individuo asume la responsabilidad de una función del poder público, donde él representa los intereses generales de una colectividad y son la honradez y la prudencia los valores que norman ese poder al margen de cualquier otro interés que no sea el del bien común.
 
“…yo concibo –dice Kant- un político moral, es decir, uno que considere los principios de la prudencia política como compatibles con la moral; pero no concibo un moralista político, es decir,  uno que se forje una moral ad hoc, una moral favorable a las conveniencias del hombre de Estado” (Kant, La paz perpetua *).
 
Kant concibe la vida de la sociedad normada por un Estado de Derecho, el cual debe fundarse  en principios de la libertad; es preferible conservar ese Estado de Derecho, a pesar de que haya injusticias, hasta que el pueblo esté preparado y organizado para transformarlo por medios pacíficos. Kant no es partidario de la violencia en el terreno de la política y reconoce que las causas que generan violencia e injusticia, son los actos de los gobernantes contrarios al derecho y a la moral de la razón práctica.
 
Este tipo de políticos “…construyen una moral para disculpar los principios del gobierno más contrarios al derecho, los políticos que sostienen que la naturaleza humana no es capaz de realizar el bien prescrito por la idea de la razón, son los que en realidad, perpetúan la injuria a la justicia y hacen imposible toda mejora y progreso” (Kant, Obra citada).
 
Toda reforma política que se requiera hacer, deberá estar orientada con el “ideal del derecho público” y el derecho a su vez, orientado por la moral de la razón práctica.
 
Los moralistas políticos han creado su propio código moral, contrario a los fines del Estado, de la comunidad y de los individuos, por consecuencia contrarios a la razón:
 
 

1.ª Fac et excusa. Aprovecha la ocasión favorable para apoderarte violentamente de un derecho del Estado sobre el pueblo o sobre otros pueblos vecinos. La legitimación será mucho más fácil y suave después del hecho; la fuerza quedará disculpada, sobre todo en el primer caso, cuando la potestad interior es al mismo tiempo autoridad legisladora a quien hay que obedecer sin discusión. Vale más hacerlo así que no empezar buscando motivos convincentes y discutiendo las objeciones contra ellos. Esta misma audacia parece en cierto modo oriunda de una interior convicción de la legitimidad del acto, y el dios del «buen Éxito» es luego el mejor abogado.
 
2.ª Si fecisti, nega. Los vicios de tu Gobierno, que han sido causa, por ejemplo, de la desesperación y del levantamiento del pueblo, niégalos; niega que tú seas culpable; afirma que se trata de una resistencia o desobediencia de los súbditos. Si te has apoderado de una nación vecina, échale la culpa a la naturaleza del hombre, el cual, si no se adelanta a la agresión de otro, puede tener por seguro que sucumbirá a la fuerza.
 
3.ª Divide et impera. Esto es: si en tu nación hay ciertas personas privilegiadas que te han elegido por jefe -primus inter pares-, procura dividirlas y enemistarlas con el pueblo; ponte luego del lado de este último, haciéndole concebir esperanzas de mayor libertad; así conseguirás que todos obedezcan a tu voluntad absoluta. Si se trata de Estados extranjeros, hay un modo bastante seguro de reducirlos a tu dominio, y es sembrar entre ellos la discordia y aparentar que defiendes al más débil.
(Kant, obra citada).
 
Esta ausencia de ética de parte del Estado y de quienes gobiernan, crean en la conciencia social de muchos individuos, la creencia de que las normas, los valores y los principios, no tienen nada que ver con la política; que la moral queda reducida a un ámbito meramente individual y privado, al margen del interés público, comunitario y del bien común.
 
El individuo se vuelve pragmático y se acomoda cuando puede, a los vaivenes de esta moral carente de eticidad. Se le da mayor importancia a la habilidad política para estar cerca de los que detentan el poder y no a la sabiduría política, señala Kant, donde las máximas políticas que orientan la praxis política, no están basadas, ni lo deben estar, en los fines de cada quién, de un grupo, del Estado mismo o de quienes aspiran al poder, sino que “deben, por el contrario, partir del concepto puro del derecho, de la idea moral del deber…de la razón pura, sean cualquiera las consecuencias físicas que se deriven” (Kant, Obra citada).
 
La ausencia de ética en la vida pública de una nación, no permite el desarrollo de la conciencia del deber ser moral. El individuo desvalora las leyes, normas y principios, considerando que estos se hicieron para violarse. El individuo espera que se cumpla la ley, para también él hacerlo. Esto dice Kant, representa “…un progreso hacia la moralidad, aunque no es un progreso de moralidad” (Kant, Obra citada).
 
Recuperar pues la moralidad de la vida pública de un pueblo es un fin necesario para que cada quién se adhiera “…a ese concepto moral del derecho por él mismo, sin cuidarse de la reciprocidad”, pero sí exigiéndola con los recursos de la misma ley y la moral de la razón práctica, para permitir asumir mi propia responsabilidad moral personal, que en comunión con los otros, dará los cambios necesarios en una comunidad, en tanto que, concluye Kant en
La paz perpetua, “…el principio moral es, en el hombre, una luz que nunca se apaga” (Kant, Obra citada).   
* Inscripción satírica que un hostelero holandés había puesto en la muestra de su casa, debajo de una pintura que representaba un cementerio.
 

El crimen de Estado y las buenas conciencias
Tatiana Coll
 
Iguala no es el Estado mexicano, así responde iracundo y tajante el procurador general de justicia del país frente a un reportero que le pregunta sobre el sentir general de que nos encontramos frente a un crimen de Estado cuando no hay respuestas ciertas ante la desaparición de 43 estudiantes y el asesinato y tortura de otras seis personas más. El procurador está muy cansado e irritable, le molestan las preguntas necias: ¿acaso no entendió?, es claro que después de 42 días de una muy agotadora búsqueda –dice– hemos logrado finalmente encontrar a los verdaderos culpables directos, tres miembros del último peldaño de la banda criminal.
 
Para demostrarlo ellos escenifican en un burdo montaje –montado muy especialmente para la opinión televisiva– que todo sucedió así nomás, que ellos no saben por qué, ni para qué, ni quiénes fueron, pero que allí los apilaron, que allí los mataron, que allí los aventaron y que allí los quemaron y que ahora no queda nada, ninguna prueba real, ni vestigio comprobable de 43 jóvenes dignos y vivos que subieron a las patrullas los policías, último dato documentado. ¿Por qué, entonces, insistir en que es un crimen de Estado, cuando sólo es un crimen de los criminales comunes y corrientes?

Porque todos nosotros tenemos aún muchas preguntas: ¿acaso las autoridades e instituciones involucradas en este bestial hecho en Iguala y en Guerrero, no forman parte del Estado mexicano? ¿Cuántos presidentes municipales, autoridades diversas, gobernadores, jueces, policías y militares en Tamaulipas, Michoacán, Sinaloa, estado de México, Veracruz y el resto del país no están coludidos con el crimen organizado, en realidad organizado con, por y para los diferentes niveles del Estado? ¿Quién es realmente responsable por esos cientos de fosas y cadáveres sin nombre que aparecen constantemente desde hace años? ¿Quién es responsable de la absoluta impunidad frente a miles de víctimas, mujeres, niños, hombres, ancianos, migrantes? ¿Qué justicia existe para los padres de la guardería ABC, frente al derrame de toneladas de contaminantes en los ríos, a los asesinatos de líderes comunitarios, a los fraudes descomunales? Y la pregunta más acuciante hoy día: ¿dónde están los 43 muchachos? Estas son las preguntas que todos nos hacemos desde hace años, no son nuevas, son siempre las mismas, y la única diferencia es que las víctimas crecen y crecen.

Si el Estado no es responsable, entonces no cumple función alguna frente a la sociedad.

Ahora el espanto que han vivido los padres de los desaparecidos se ha apoderado de todos. En algunos de nosotros se manifiesta como una enorme rabia, en otros como asombro, incredulidad incluso, y en algunos como temor hacia la tempestad que la ira por la dignidad violentada puede levantar. Bien dice el dicho popular El que siembra vientos, cosecha tempestades. Hoy día, después de 40 jornadas infructuosas de marchas y demandas, frente al montaje gubernamental la irritación se vuelca a las calles. La insurgencia cívica apenas empieza, encabezada por los movimientos sociales de Guerrero. Cada día que pasa sin respuestas ciertas aumenta el coraje.

Las buenas conciencias de algunos que al principio aparecieron conmovidos frente a las pantallas, frente a los padres de familia, frente a los estudiantes, frente a la dimensión del crimen, empiezan a tambalearse, empiezan a deslindarse de las víctimas, vuelven a su manoseado discurso de la no violencia. Los comentaristas televisivos regresan fácilmente a la nota roja: ¡Actos vandálicos se están realizando en Chilpancingo!, incriminan como siempre a los violentos e incontrolables estudiantes normalistas. Poco falta para que olviden totalmente las causas brutales, casi inimaginables, que han llevado a estos actos.

Milenio, Televisa y hasta Canal 11 encabezan esta andanada que pontifica diariamente sobre los actos y las marchas correctas frente a las transgresoras, lavándose las manos de toda la enorme responsabilidad que tienen al realizar campañas sistemáticas de acusaciones y linchamiento contra los normalistas rurales, los maestros democráticos, las organizaciones comunitarias, los movimientos sociales, desde hace años. No le exigen con esa misma voz al gobierno, son parte del entramado oficial.

Jean Paul Sartre, en el magnífico prólogo que escribió en 1961 para el también magnífico libro de Frantz Fanon, Los condenados de la Tierra –donde el autor desmenuza con gran lucidez el origen de la violencia de los condenados por 500 años de colonialismo–, termina increpando a las buenas conciencias francesas que callaban frente a los crímenes realizados en Argelia por su culto Estado, les dice que ha llegado el momento del bumerán, el tercer tiempo de la violencia: el levantamiento de los oprimidos, cuando ésta se vuelve contra nosotros los perpetradores, entonces la izquierda metropolitana se siente molesta a pesar de que conoce las verdaderas causas, tampoco condena esta rebeldía sabiendo que se ha hecho tanto por provocarla, pero de todos modos, piensa, ¡hay límites!, ¡van demasiado lejos!, Así no los apoyaremos.

La Jornada 13 de noviembre de 2014.

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