La Palabra

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LA PALABRA
No.26, Junio de 2013

 
Publicación periódica  de opinión. Responsables: Prof. Jesús Pacheco Martínez y Profa. Irma Clemencia Lara Martínez.  
Correo: pamaranto_j@yahoo.com.mx

www.lapalabrareflexion.mex.tl

http://www.youtube.com/user/Lapalabrareflexion?feature=watch

 
La Palabra es una publicación plural, donde se pueden expresar diversas opiniones políticas e ideológicas, no es unidimensional, sino multidimensional.





 
 
COMENTARIOS AL LIBRO DE JOEL ORTEGA JUÁREZ:
 
LIBERTAD DE MANIFESTACIÓN: CONQUISTA DEL MOVIMIENTO DEL 10 DE JUNIO DE 1971. Testimonios de un hecho histórico.
Rito Terán Olguín
 
En la Facultad de Ciencias, los estudiantes que militábamos en  la célula Joliot-Curie del PCM hacíamos los mayores esfuerzos para impulsar la marcha del 10 de junio, Elba Pérez y Chela con mucho entusiasmo destacaban en la actividad que los comunistas unida y coordinadamente realizábamos en toda la UNAM. Recuerdo bien el gran activismo de nuestro camarada Arnulfo Iriarte, estudiante de Economía y representante al CoCo.  No era fácil, la corriente  conocida por los “Perspectivos” liderada por el Pino, quien recién había sido excarcelado, se oponía abiertamente a

 Presentación del libro LIBERTAD DE MANIFESTACIÓN: CONQUISTA DEL MOVIMIENTO DEL 10 DE JUNIO DE 1971, de Joel Ortega Juárez, en el Centro Cultural de Tlateloco. En la foto: Rito Terán Olguín, Arturo Martínez Nateras, Joel Ortega, Mario Rivas Ortíz y Susana Cano por la Coordinación de Información de la Dirección General de Publicaciones de la UNAM. El acto se realizó el jueves 20 de junio de 2013.
 


la manifestación y representaba  la posición mayoritaria en las asambleas de la Facultad.

Las jornadas previas y posteriores al 10 de junio,  reflejaban pasión, combatividad, intensos debates, pero sobre todo unidad entre las corrientes del movimiento estudiantil que no aceptábamos caer en la demagogia y las trampas del gobierno encabezado por Luis Echeverría.

La corriente de los “perspectivos” seguiría activa y en el debate, especialmente con los comunistas, no sólo al sostener equivocadamente junto a los “puntos críticos” que quienes habíamos impulsado la marcha teníamos responsabilidad por la represión desatada, sino que un año después, en 1972, se opondrían a la huelga de los trabajadores administrativos de la UNAM encabezada por el STEUNAM. Nuevamente los enfrentamos; fueron derrotados en Ciencias y en toda la Universidad con todo y el sindicato esquirol que inventaron, el llamado SITUNAM, de efímera existencia.

Como bien lo documenta Joel, al final en el CoCo de los comités de lucha salió avante la posición de mantener la movilización y marchar el 10 de junio.

Y sin duda, debe reconocerse,  en una actitud de congruencia, los “perspectivos” y la propia asamblea de la Facultad de Ciencias, asistió a la marcha, acatando la posición mayoritaria del Comité Coordinador.

Joel recoge fielmente el episodio ocurrido minutos antes de iniciarse la marcha, cuando se llevó a cabo  un breve mitin afuera de la ENCB del Poli, en el que el CoCo nos informó  que la decisión de salir se mantenía, que la marcha seguía adelante. Y los contingentes de las diversas escuelas y facultades avanzaron. Quizá por una mayor afinidad con los compañeros de Economía, un pequeño grupo que habíamos integrado amigos y camaradas sinaloenses, decidimos marchar en su contingente. Al llegar a la Escuela Normal, y ante la represión desatada, Benito Félix, Alfonso Morales, Alejandro Santos y yo, logramos brincar las rejas, cruzar la Normal y salir por el extremo contrario, aun recordamos el zumbar de las balas sobre nuestras cabezas cuando traspasamos la barda. Chela, que no iba con nosotros, logró con otros compañeros refugiarse en una vecindad, nos ha contado que ahí mismo fue llevado gravemente herido un compañero de quien no se conoció su nombre y que quizá habría fallecido.

No es mi propósito sumar un relato más a los que de por sí valiosos y elocuentes contiene el libro de Joel. He querido simplemente, y de manera breve,  recordar el ambiente y  rasgos de los momentos que algunos vivimos en aquella jornada.

Considero que el mayor mérito del libro que comentamos, reside en presentar con claridad cómo el movimiento estudiantil, a casi tres años del 68, no sólo había logrado reagruparse y conformar un programa de lucha, anclado fuertemente en las asambleas estudiantiles.

Además del repunte organizativo en el DF, en otros ámbitos el movimiento resistía y luchaba, confrontando  la política represiva del gobierno. En Sinaloa, conducido por la FEUS, el movimiento no arriaba banderas, a pesar de una dura represión y encarcelamiento de sus dirigentes en marzo de 1970,  había logrado derrotar la imposición de un rector gobiernista y de derecha, y durante ese año y el siguiente confluir con el movimiento popular, creando el FDP que logró echar abajo una lesiva política del gobierno del estado, contra la Universidad y de duros impuestos contra el pueblo.
Otro de los aspectos destacados del libro que hoy nos reúne, es el legado que a 42 años de distancia nos ofrece la lucha del 10 de junio, un movimiento estudiantil enteramente arraigado en las asambleas, que en sus formas democráticas de organización y decisión fincaba su fortaleza, y fue capaz de articular ideas y  construir un programa de lucha  para la transformación democrática de las instituciones de educación superior, pero también con un discurso y acciones conjuntas con los movimientos campesinos y populares, así como con la insurgencia obrera de nuestro país.

Y esto es importante como mensaje de contenido frente a un sombrío panorama que hoy se vive,  de desarticulación en el mejor de los casos, o de plano de ausencia de movimiento estudiantil en las universidades y otras instituciones educativas.

Para los interesados, estudiantes o no, que quieran indagar con mayor profundidad sobre los antecedentes, el contexto y los alcances del movimiento estudiantil de aquel periodo, encontrarán en el libro



 

10 de junio de 1971
 
que Joel nos ofrece, un importante y útil apartado, con  una amplia bibliografía, cuidadosamente recopilada y ordenada. En la cual falta, por cierto, el excelente libro “La izquierda estudiantil en la UNAM” de nuestro camarada José René Rivas Ontiveros.

Finalmente, vale señalar que ciertamente el título del libro,  nunca tan bien planteado, pues expresa  la decisión de quienes no  nos doblegamos, ni claudicamos de nuestro legítimo derecho de expresión y manifestación. El gobierno no cejó en sus empeños, pero una y otra vez las fuerzas democráticas volvimos a la calle,  hasta la reconquista del zócalo que también se había vedado a la expresión de la disidencia, y fue precisamente con la histórica movilización conocida como  “Zócalo rojo” encabezada por el PSUM y otras fuerzas políticas de la izquierda mexicana, que se logró  reivindicar y conquistar todos los espacios de expresión como una conquista defendida combativamente en las jornadas del 10 de junio.

De los atinados anexos que contiene el libro, deseo concluir mi intervención rescatando algunas ideas  del “Manifiesto 10 de Junio”,  publicado en julio de 1971 por el Comité Coordinador de Comités de Lucha UNAM, IPN, NORMALES  y UIA, y que refleja claramente el sentido profundo de aquella lucha:
“El movimiento estudiantil-popular ha comprendido que el avance exitoso de sus acciones está ligado al desarrollo de las luchas de los obreros y campesinos y por ello pone en sus banderas de lucha especial hincapié en abrir cauce a la acción independiente del proletariado y sus aliados. […] Los estudiantes, como todo el pueblo, proclamamos nuestro derecho a la manifestación pública, al deslinde de posiciones frente a  las fuerzas gubernamentales,  a la expresión y discusión abierta de nuestro programa, a la organización independiente. No como derechos burgueses registrados por las leyes burguesas sino como conquistas históricas del proletariado y sus aliados en el proceso revolucionario.”
 
20 de junio de 2013.




 
 
Un libro de Joel
 
Mario Héctor Rivera Ortiz
 
La coexistencia de moderados y radicales dentro del movimiento revolucionario es una ley de la historia social desde que existe la humanidad y al mismo tiempo una expresión de las leyes de la dialéctica. Otra constante que se observa en la lucha social es aquella que establece que, en general, los radicales representan el ala más revolucionaria, mientras que los moderados acaban en posiciones conservadoras. Tales premisas empíricas resultan de la observación directa de la política y son útiles para iniciar un análisis teórico de la cosa.

Viene al caso el tema por la lucha que describe Joel en su libro “Libertad de manifestación: conquista del movimiento del 10 de junio de 1971” y que condujo a la bipartición del grupo de dirigentes que venían encabezando el movimiento estudiantil desde poco antes del 68. ¿Era correcto salir a la calle nuevamente el 10 de junio después de la masacre de Tlatelolco? Esta era la cuestión que dividió las opiniones de los dirigentes estudiantiles en el DF, al calor de la lucha en la Universidad de Nuevo León en torno a cinco demandas que sustancialmente incluían la transformación democrática de las universidades del país.

La mayoría de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, la UNAM, Chapingo y otros centros estudiantiles votaron salir a la calle, pero el grupo de dirigentes se dividió en dos tendencias, los que estaban por que se realizara la manifestación y los que recomendaban guardar cama. El bloque radical y el bloque moderado.

El primero estaba formado por los comités de lucha de Economía, Chapingo, Medicina, y Ciencias Políticas y dentro de él tenían la hegemonía los estudiantes comunistas, trotskistas, maoístas y castristas. Los líderes eran Joel Ortega Juárez, Joel Ochoa, el Negro, Pablo Gómez, Gastón Martínez, Raúl Moreno Wonche, Germinal Pérez, Pedro Castillo Salgado y Carlos Arango, Napoleón.

El bloque de los moderados estaba dirigido por Salvador Martínez de la Roca, el Pino, Mario Delgado, Gilberto Guevara Niebla, Raúl Álvarez Garín y Miguel Eduardo Valle el Búho y su base era una minoría de estudiantes. Se le conocía también como el bloque de los aperturos, por sus aplausos a la proclama aperturista del presidente Luis Echeverría.

La masa estudiantil estaba tan convencida de que había que reconquistar la calle, que el 10 de junio salieron 10 mil manifestantes y después, muchas veces más en el curso de 42 años en varias localidades del país.

Digamos algo más pues, sobre la ley dialéctica de la contradicción que inexorablemente se manifiesta dentro de los movimientos sociales que operan en la lucha civil o en la guerra de clases abierta.

Desde la Gran Revolución Francesa en 1889-94 los representantes de las clases revolucionarias se dividieron en dos alas antagónicas: la de los “radicales” o montañeses y la de los “moderados” o “indulgentes”. Ente los primeros se encontraban los jacobinos y entre los segundos estaban los girondinos. Des serpents du Moráis, era el nombre con el que los diputados de la Montaña se referían despectivamente al Centro de la Convención Nacional, que oscilaba entre los girondinos y los montañeses. No es momento para extendernos sobre este punto pero hay que decir que los radicales terminaron en la guillotina encabezados por Robespierre y los segundos impulsando el termidor de la Gran Revolución.

Luego en Rusia, ya desde el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata, celebrado en julio de 1903, aparecen los bolcheviques y mencheviques, enfrentados en una lucha que terminaría hasta la desaparición de la Unión Soviética.

También en Rusia, dos años después, 1905, la procesión del 9 de enero en Petersburgo, nos ofrece otro ejemplo del mismo fenómeno. Lenin denunció el carácter provocador del evento porque sabía que el pope Georgy Apollonovich Gapón, era un confidente de la Ojrana, pero ante la decisión de las masas de participar en la procesión, los comunistas también fueron y murieron por decenas frente al Palacio de Invierno. Desde entonces se demostró que en este tipo de acciones puede participar la policía política con sus agentes provocadores como lo era Gapón.

Joel Ortega, a este respecto, escribe lo siguiente: “Vladimir Ilich Lenin respetó los movimientos de los campesinos que se plantaron frente al palacio del zar Nicolás II el domingo sangriento aquel 22 de enero de 1905 en San Petesburgo, para reivindicar sus demandas, y no se puso a juzgar si el pope Georgy Gapón era un revolucionario o no. La masa, la que estaba ahí, -afirma Joel- era una masa revolucionaria independientemente que supiera que existiera el Partido Comunista. Eso es irrelevante.”1 (ver nota al final del texto)

En Cuba, al iniciarse la revolución en 1953, también se registraron las mismas tendencias: la radical del 26 de julio, que lideraba Fidel Castro Ruz y la moderada que recomendaba el Partido Comunista de Cuba. A fines de 1959, ya en pleno régimen revolucionario, se enfrentaron las directrices impartidas por el entonces presidente de la república, Manuel Urrutia y su primer ministro, Luis Díaz Lanz, y las liberadas por Fidel Castro, Raúl Castro y El Che, y triunfaron las socialistas.

Luego, un ejemplo local: en Mayo de 1952, en la manifestación del Día del Trabajo, frente al ataque armado de un grupo paramilitar contra la Columna del Partido Comunista hubo dos orientaciones: la de retirarse cada quien a su casa, dictada por la Comisión Política del PCM y la de pasar a la ofensiva impartida por la Comisión Nacional de la JCM. Se impuso la segunda.

En septiembre de 1968, José Revueltas rompió con los “orgánicos” del Comité de Escritores y Artistas de la universidad a causa de la “resolución” que Pepe elaboró y dio lectura en la reunión plenaria del día mencionado. En esa ocasión Revueltas enjuició políticamente al régimen de Díaz Ordaz, advirtió de la amenaza militar sobre el movimiento estudiantil y llamó a un repliegue de las acciones de calle hasta que pasara la XIX Olimpiada, propuesta que fue rechazada por los exagerados del Comité.

Muchos más ejemplos podrían citarse en relación con la bipartición dialéctica que suelen registrar los movimientos sociales y de cuya orientación final depende el triunfo o la derrota de sus propósitos, Pero ahora hay que aclarar, después de los ejemplos citados, que aunque en general las posiciones radicales suelen ser las más justas y revolucionarias, ocurre en ocasiones que las tendencias moderadas representan mejor los intereses del movimiento.

Las masas tienen un instinto casi infalible, pero a veces pueden ser engañadas por los provocadores como en el caso del pope Gapón. También es cierto que dichas tendencias no son estáticas, que ellas pueden variar en el curso de la lucha de clases: los radicales en ocasiones pueden actuar como moderados y estos convertirse en radicales, incluso en exagerados. Lo único que no suele ocurrir es que un mismo grupo o individuo frente al mismo problema, puedan ser al mismo tiempo las dos cosas a la vez. Y si lo hace, pasa a la categoría de los aventureros y provocadores. t Una aclaración pertinente que habría que hacer ahora mismo sería la de establecer que la calle es la casa natural de la multitud aunque siempre haya estado en disputa con los instrumentos represivos del poder. En esa lucha que atraviesa toda la civilización, casi siempre las masas son las que deciden la forma y la vía que hay que seguir, eligiendo entre las opciones que ella inventa y las que le impone el enemigo, por ello en este punto estamos de acuerdo con lo que dice Joel, “No es un examen de teoría política el que hacen las masas cuando se mueven...” y el 10 de junio de 1971 decidieron salir a la calle en los términos constitucionales, como actores políticos y no como simple observadores literarios. No iban preparadas para enfrentar una agresión armada ni la buscaban, pero aprendieron que la conquista de la calle es una tarea de todos los días y que mientras exista la lucha de clases seguirá siendo el teatro principal de sus operaciones.
 
1 En 1904, antes de la huelga de la fábrica Putilov, la policía había creado entre los obreros, con ayuda del cura Gapón, una organización policíaca llamada “Asociación de obreros fabriles rusos”. Esta organización tenía secciones en todos los distritos de Petesburgo. Al estallar la huelga, Gapón, confidente comprobado de la Ojrana, propuso en las asambleas de esta asociación un plan de provocación: el 9 de enero todos los obreros se congregarían para acudir en procesión pacífica ante el Palacio de Invierno, con estandartes y retratos de Nicolás II, para entregarle una pliego petitorio en el que expondrían sus necesidades. El zar saldría a recibir al pueblo, lo escucharía y satisfaría sus peticiones. En realidad tratábase de hacer un escarmiento y de ahogar en sangre el movimiento proletario. Pero el plan policíaco se volvió contra el gobierno del zar.
La petición de los obreros decía: “Nosotros, obreros de Petesburgo, acudimos a ti señor, con nuestras mujeres, nuestros niños y nuestros padres ancianos e inválidos, a implorar de ti, justicia y protección...”
En las primeras horas de la mañana del día nueve de 1905, los obreros marcharon en procesión hacia el Palacio de Invierno. Nicolás II les recibió con hostilidad. Dio orden de disparar sobre los obreros inermes. Más de mil obreros cayeron muertos y más de dos mil resultaron heridos. Las calles de Petesburgo quedaron anegadas en sangre proletaria. El día 9 de de enero murió fusilada la fe de los obreros en el zar. El movimiento obrero se elevó a una altura formidable. En Rusia había comenzado la revolución.
 
Memorial Tlatelolco, Centro Cultural Universitario,
Jueves 20 de junio de 2013.



 

 
NUEVA OLA REBELDE DEL MAGREB A BRASIL
 
Joel Ortega Juárez
 
Tras 30 meses de rebeliones iniciadas en el Sahara a fines de




 
Río de Janeiro Foto Reuters, La Jornada, viernes 21 de junio de 2013.
 
2010, expandidas a Túnez, Argelia, Egipto, Libia, casi toda la península árabe y la que se convirtió en guerra civil en Siria, la ola ha llegado a Brasil, apenas unas semanas atrás llegó a Turquía.
En el Magreb la ola contribuyó a derrocar dictaduras en Egipto, Libia y abrió un nuevo ciclo complejo, contradictorio, de avances y retrocesos.

La primavera árabe empleó las redes como gran instrumento movilizador, comunicador, organizador, pero como bien la ha dicho Manuel Castells no hubiesen sido posibles las rebeliones sin un contexto social, político y cultural.

En la sociedad red,necesitamos ir más allá de cómo y quién origina los mensajes y  cómo se transmiten o forman en las redes electrónicas de comunicación” advierte el teórico catalán.

Tras la ola del Magreb, vino la rebelión en Madrid en la Plaza del Sol, el 15 M. Decenas de miles de jóvenes se instalaron en campamentos en donde debatían entre sí y con la población que se acercaba. El método asambleario vivió sus mejores jornadas. Una sociedad emergente se expresó indignada contra el Estado español, los partidos, las instituciones de la democracia parlamentaria y de manera inédita logró construir un programa alterno.

Los indignados aparecieron por casi toda Europa: Holanda, Francia, Alemania, Bélgica, Italia.

La ola llego a Wall Street los ocupied se instalaron durante semanas ante éste centro del poder financiero global, rápidamente hicieron lo mismo en casi todos los Estados de la Unión americana o cuando menos en los principales centro de poder de las principales ciudades, incluyendo Washington.

En Chile el movimiento estudiantil retomó la lucha por la gratuidad que habían iniciado los pingüinos del bachillerato y se instaló en el movimiento estudiantil universitario. Camila Vallejo se convirtió en su figura emblemática, su belleza y talento complementaban la gran tradición organizativa de la FECH de más de un siglo. El movimiento chileno ha sido la excepción en cuanto a que no ha sido la espontaneidad su origen, también por la importante presencia del Partido Comunista.

Cuando algunos descartaban una rebelión de jóvenes y menos de estudiantes en México; surgió el insólito movimiento # Yo soy 132, masivo, apartidista, pacífico y pluriclasista.

En las recientes semanas la ola llegó a Turquía y ahora a las rúas de Brasil.

Afortunadamente la realidad es más rica que los dogmas. Todo está por ocurrir.
 
Milenio, sábado 22 de junio de 2013.





 
 
 El Observatorio Filosófico de México, invita a la presentación del libro de la UNESCO, La filosofía, una escuela de la libertad, en el Senado, ubicado en Paseo de la Reforma, a las 11 horas, el miércoles 26 de junio de 2013.

Este libro, puede ser descargado desde la página del OFM en: http://www.ofmx.com.mx/ofm/documentos.html#Filosofia_una_escuela_de_la_libertad
 

 
 
 

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