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LA PALABRA
No.88, abril 10 de 2015
Publicación periódica de opinión. Responsables: Prof. Jesús Pacheco Martínez y Profra. Irma Clemencia Lara Martínez.www.lapalabrareflexion.mex.tl http://www.youtube.com/user/Lapalabrareflexion?feature=watchEn el Metro
Jesús Pacheco Martínez
El Metro de la ciudad de México se ha vuelto insufrible conforme avanza el tiempo. Los buenos propósitos que las autoridades pronosticaban, de que se mejoraría el servicio de acuerdo a las necesidades de la ciudad, han quedado simplemente en eso: buenos propósitos.Las líneas del Metro en determinadas horas del día se encuentran hacinadas de gente; carros, andenes y estaciones, constituyen un conglomerado de personas, en cuyos rostros se denota el descontento contra el mal servicio y el hastío de tener que usarlo, pues no hay opciones que pudieran remediar este síndrome social, pues abordar el Metrobús, es otro viacrucis, que junto con el Metro, no resuelven la profunda necesidad en el aquí y en el ahora –no para 10, 20 o 30 años- de un transporte colectivo eficiente y puntual, que esta metrópoli requiere. Las autoridades de la ciudad de México, no han hecho caso de los reclamos sociales de mejorar el servicio en condiciones óptimas, para los millares de personas que se transportan cotidianamente en el Metro. Ni tampoco han hecho algo por eliminar de trenes y andenes, a los millares de comerciantes que deambulan como “vagoneros”, muchos de ellos con aparatos de sonido a todo volumen, ofreciendo sus mercancías, aunque se tengan que mover con dificultad en el interior de los trenes. El gobierno de la ciudad de México, está obligado por ley, a resolver estos problemas, dando opciones de empleo o de lugares específicos donde se pueda vender, sin el riesgo de hacer más insufrible la transportación colectiva. Mientras no haya un reclamo social generalizado y a la vez organizado, no habrá soluciones al servicio de transportación colectiva. El desinterés de las autoridades por el servicio ha quedado demostrado. Claro está que la burguesía, los grupos de poder y sus familias no viajan en el Metro, ni en el Metrobus, ni siquiera en los taxis. Estos medios de transporte son para la prole, para la gente asalariada y sus familias, para los que no tienen un servicio particular de transportación. De que sirvió el aumento de la tarifa del Metro, si cada día el servicio es de lo más deplorable. Fotos del Metro, Marlene Martínez Hernández
Las autoridades del Gobierno del Distrito Federal, reconocen que uno de los problemas graves que caracterizan al Metro, es la falta de inversión con un rezago de alrededor de 45 años. El director Joel Ortega Cuevas señaló en entrevista del 8 de diciembre de 2014 lo siguiente: “El metro tiene un rezago muy fuerte, se podría decir que nuestro mayor problema ha sido la desinversión que ha tenido el Metro y en consecuencia tenemos una cantidad importante de metros detenidos que están parados y sin encontrar solución para ponerlos nuevamente en funcionamiento…La antigüedad de varias de las partes con las que ha operado el Metro desde hace 45 años, son sus escaleras…Por lo anterior, y desde el inicio de la administración de Miguel Ángel Mancera, se trabaja en la renovación de ello, especialmente en las líneas 1, 2 y 3…“Hemos venido trabajando en cambiar las escaleras, el metro tiene un rezago muy fuerte en las escaleras (…) hablando de accesibilidad y derechos de movilidad, las escaleras eléctricas con las que opera el Sistema son las escaleras originales, entonces mucho de esto es lo que estamos cambiando (…) En el Metro de la ciudad de México, los transbordes son gratuitos y la tarifa es plana. Es decir, no se le cobra al pasajero por viajes ni por distancia. Cada día se le da servicio a 5.3 millones de pasajeros, una cantidad, sólo superada por los metros de Moscú, Nueva York y Moscú” (Quadratín, Últimas Noticias). Por su parte el diputado del PRD ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Vidal Llerenas Morales ha planteado solicitar a dicha Asamblea, que se reduzca el 10 % de su presupuesto y se le invierta al Sistema de Transporte Colectivo Metro. De aprobarse esa iniciativa se destinarían alrededor de $150 millones de pesos, para trabajos de mejoramiento del servicio. El problema estará si los asambleístas están dispuestos a reducir sus privilegios que al final de su período se les ocurre servirse con la cuchara más grande, para ser sensibles a esta iniciativa. El mismo asambleísta señaló algo que es grave y contrario a lo que las autoridades del Gobierno del D. F., han proclamado desde hace tiempo: “A estas alturas no se ha ejercido el presupuesto del incremento a la tarifa, lo que significa un grave retraso en los proyectos de mantenimiento, que deriva en fallas técnicas y eléctricas, que ocasionan retrasos e incluso accidentes como se han visto a últimas fechas” (Agencia de Gestión Urbana de la Ciudad de México, 23 de marzo de 2015). Según las autoridades del STC Metro, es necesario e impostergable redefinir el comercio en las estaciones, donde operan 2 mil 600 locales con todo tipo de vendimias, particularmente alimentos. Son locales fijos no comercio ambulatorio y que comenzarán con 50 de las estaciones más críticas del Metro. El Director General del STC Metro, Joel Ortega Cuevas, afirmó que el estudio de la UNAM debe ser aplicado por el rigor en su elaboración y para tomar acciones ante la situación que plantean. Apoyado en este estudio estableció que se debe redefinir la situación de los espacios en diversas estaciones, especialmente los que expenden alimentos y utilizan aparatos eléctricos para calentar o enfriar productos, ya que todo ello contribuye a elevar la temperatura dentro de las instalaciones, de acuerdo con el estudio, hasta 39 o 40 grados centígrados. Un ejemplo es la estación Hidalgo, que en un área de 819 metros cuadrados, con locales comerciales, genera un aproximado de calor de 14 mil 660 watts en las horas de mayor afluencia en dirección a Universidad, incluido el tránsito de personas. A ello se suma la afluencia de la estación y las tareas de dosificación necesarias en hora pico. En otros Metros del mundo, como el de Beijing, Londres y París, así como el más nuevo de América Latina en Panamá, se prohíben los alimentos en sus instalaciones, lo cual propicia la seguridad y comodidad de sus usuarios (Agencia de Gestión Urbana, 28 de enero de 2015). ¿Cumplirán con estos objetivos propuestos las autoridades del Gobierno del Distrito Federal? O son declaraciones pre electoreras. Estación Hidalgo del Metro
El viacrucis de los jornaleros de San Quintín Arturo Alcalde Justiniani
El grito desesperado de los jornaleros agrícolas de San Quintín, Baja California, exhibe esa cara de México que busca ocultarse para mantener un sistema de explotación e impunidad a costa de miles de hombres, mujeres, niños y niñas, que se ven obligados a aceptar condiciones de trabajo y de vida infames para medio subsistir. Han pasado casi tres semanas de aquel 18 de marzo, hoy día histórico, en que los jornaleros decidieron suspender sus trabajos, abandonar la colecta de jitomate, fresa y mora para plantear un pliego petitorio con reclamos elementales: un salario de 300 pesos diarios por su arduo trabajo, respeto a las prestaciones laborales de la ley federal del trabajo, seguridad social y respeto a las mujeres. Indigna leer su octava demanda: no más tolerancia al acoso sexual de los mayordomos de cuadrilla y/o ingenieros encargados de los ranchos. La respuesta patronal y gubernamental ha sido lenta, apoyada en tácticas dilatorias, para evitar contraer compromisos, a pesar de que la mayoría de los puntos reclamados son obligatorios por ley. Su estrategia ha consistido en doblegar el movimiento por hambre y la amenaza de acciones represivas. Los ofrecimientos para resolver el conflicto son inaceptables: tan sólo un incremento de 20 pesos diarios, que equivale a 15 por ciento de su salario. Los jornaleros, en una actitud conciliatoria, han reducido su petición al orden de 270 pesos. Apenas supera el límite de pobreza planteado por el Coneval. Los trabajadores en las 148 colonias de San Quintín plantean los mismos problemas que sufren millones de jornaleros a lo largo y ancho del país, incluyendo diversas regiones del norte en Sinaloa, Sonora, Chihuahua y el resto de Baja California. En cada estado existen historias comunes; lo que es claro es que forman parte de un gigantesco sector abandonado de las políticas oficiales. Su realidad cotidiana es escalofriante: a la falta de servicios elementales como agua, drenaje y habitación, se acumulan los bajos salarios y los riesgos derivados de la exposición a agroquímicos, pesticidas y fertilizantes. Buena parte son indígenas y migrantes en su propio país que se ven obligados a abandonar sus lugares de origen, porque debido a las políticas neoliberales el campo está arrasado. La mayoría carece de seguridad social, a pesar de que existe obligación para ello. En el caso de San Quintín sólo 20 por ciento está afiliado al IMSS y existe tan sólo un hospital de esta institución; se les cobra el transporte a sus lugares de trabajo y ante cualquier intento de reclamo son reprimidos con la pérdida del empleo, con la amenaza de no volver a ser contratados en ningún lugar. En fin, son víctimas de toda clase de zopilotes. En virtud de que el sistema de pago está vinculado al destajo, los jornaleros se apoyan en el trabajo de sus parejas y sus hijos. Basta señalar que 45 por ciento de la población es femenina. El producto de la labor de todos ellos se suma al pago que se hace al padre o madre de familia; en el mejor de los casos, únicamente el jornalero es considerado asalariado. La necesidad de la gente que trabaja es tal, que la labor de los menores no se resuelve impidiéndoles su trabajo, razón por la cual fracasan las políticas que se limitan a prohibir el trabajo de los niños, sin asegurar, en cambio, ingresos para que la familia no se vea obligada a hacer este esfuerzo. Cada ocasión que explota un problema social salen a relucir los parásitos que actúan como cómplices en la postración de los más débiles. En este caso se trata de una red de actores que toman ventaja de la indefensión de los jornaleros. Los líderes de los sindicatos oficiales, con las siglas de siempre, forman parte de esta lista. Por ello el primer punto del pliego petitorio es la revocación del contrato colectivo firmado por la CTM y la CROM con la Asociación de Agricultores, por las graves violaciones a nuestros derechos laborales y humanos. Cualquiera se hubiera imaginado que el reclamo fuera el respeto al contrato colectivo, pero no fue así, porque, como existe en todo el país, se trata de un convenio de trabajo de protección patronal. En la medida en que pasan los días crece la solidaridad nacional e internacional con estos luchadores en favor de la vida, no sólo por lo justo y elemental de sus reclamos, sino porque se ha exhibido la maraña de intereses que explican su estado de indefensión, encabezados por los propietarios de las empresas agroexportadoras, muchos de ellos, funcionarios gubernamentales que han hecho grandes negocios con este modelo de explotación, aprovechando sus relaciones políticas para lograr que los gobiernos abdiquen de su función fiscalizadora y actúen en complicidad para lograr que la ley sea letra muerta. A pesar de algunas bajas, el paro de labores logró importantes logros; por un lado, ha roto el bloqueo informativo y sus demandas se extienden en el país; por el otro, ha convocado a una creciente solidaridad al otro lado de la frontera, donde las principales organizaciones gremiales se han pronunciado en su favor concretando una acción binacional sin precedente. Esto fortalece el movimiento, no sólo por la ayuda directa a los jornaleros, sino por la capacidad de presionar a los empresarios en el propio terreno del mercado al que exportan. El gobierno y los empresarios saben que estos movimientos son una chispa difícil de apagar, en un pajar de tantas iniquidades, por ello se verán obligados a negociar en términos distintos a los planteados hasta ahora, con los jornaleros y con su asociación, la Alianza de organizaciones por la justicia social. Basta un poco de flexibilidad e inteligencia para entenderlo. Los jornaleros, además del avance que lograrán para mejorar sus condiciones de vida y laborales, tendrán como ganancia haber experimentado el poder de su fuerza organizada de una manera autónoma. Hasta ahora, sólo los empresarios contaban con una organización que representara sus intereses: la Asociación de Agricultores, que es una especie de Coparmex; ahora los jornaleros tienen su alianza, que llegó para quedarse. Ahora y en el futuro tendrán que negociar con trabajadores que tuvieron la capacidad de construir y presentar un reclamo común. Apoyar sus demandas es un deber ético y social. La Jornada, 4 de abril de 2015. Ver el video de Carmen Aristegui. http://aristeguinoticias.com/0104/mexico/los-jornaleros-de-san-quintin-en-pesimas-condiciones-laborales-academica-en-cnn/ ¿Por qué me gusta este poema?
Noé Agudo
Dicen que al arte se le debe disfrutar y no explicar, y me parece correcto. Sin embargo, cada vez que alguien pregunta por qué me gusta esta pintura, por qué disfruto tanto esa pieza musical o por qué me encanta repetir este poema, que casi lo he memorizado, se está planteando una cuestión harto compleja que distintas disciplinas han tratado de responder: el misterio del arte. Y como soy profesor, y como no quiero parecerme a quien pide que le toquen mil veces la que… le gusta, y como sé que en la medida en que uno entiende cómo funciona una estructura la disfruta mejor, dedicaré unos minutos para intentar explicar por qué me gusta tanto uno de los poemas de Jorge Luis Borges, que en general me son gratos. Se titula “Los Justos” y viene en La cifra, recopilación que abarca de 1978 hasta 1981, uno de sus últimos libros. Dice así (numeraré los versos para explicarme mejor): Los justos 1. Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire. 2. El que agradece que en la tierra haya música. 3. El que descubre con placer una etimología. 4. Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez. 5. El ceramista que premedita un color y una forma. 6. El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada. 7. Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto. 8. El que acaricia a un animal dormido. 9. El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho. 10. El que agradece que en la tierra haya Stevenson. 11. El que prefiere que los otros tengan razón. 12. Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo. Desde que lo leí por primera vez, allá por 1982, los versos hicieron eco en mi memoria y los recordaba cada vez que veía a un hombre concentrado en su trabajo, a una muchacha detenerse sonriente para hablarle a un perro o a dos personas que, abrazadas, leen un libro. Nunca traté de explicarme por qué se habían impregnado con tanta fuerza en mi cerebro, sólo lo volvía a leer y cada vez me parecía mejor. Fue hasta un día cuando, siendo ya profesor y al tratar de explicar cómo el verso libre, a pesar de no poseer métrica ni rima, tiene armonía, ritmo y musicalidad, lo observé con detenimiento. Entonces descubrí parte de su magia. En primer lugar hay una astuta disposición de los versos que hacen al poema sobrio, contenido, sin soltar de buenas a primeras la moraleja, lo cual lo haría un sermón o la sentencia moral de alguien deseoso de regir las conciencias, lo que para Borges sería un horror, para el lector borgeano algo desagradable y para un joven rebelde simplemente algo rechazable. Júntense los versos 8, 9, 11 y 12 en los que se concentra toda la fuerza del llamado: 8. El que acaricia a un animal dormido. 9. El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho. 11. El que prefiere que los otros tengan razón. 12. Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo. Sonarían huecos, como recomendaciones de un texto de superación personal o una página de Paulo Coelho. Borges se dio cuenta de este riesgo de concluir así el poema, no obstante las poderosas imágenes generadas por los versos que van del 1 al 7, y por eso decidió acertadamente introducir una coda, que recupera el equilibrio, el verso 10 que dice: El que agradece que en la tierra haya Stevenson. Otra sabia característica de los versos es su carácter inconcluso. Cada uno dice algo, pero el sentido queda incompleto y, de no ser por el último, el poema no se entendería. Esto, además de sólo anunciar una idea, va cargando de intensidad los versos cuyo significado sólo se resuelve en el último: Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo. Tal vez debieron escribirse con puntos suspensivos al final de cada uno, pero eso delataría una intención, además del carácter antiestético de los puntos después de cada verso: Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire… El que agradece que en la tierra haya música… El que descubre con placer una etimología…Etc. Por eso prefiere terminarlos poniendo un punto final, a pesar de que su sentido pleno queda inconcluso. ¿Esas personas, qué? Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo. En lo que hace a sus referentes, todos son muy culturales, librescos, al estilo de Borges, y aquí descubro otro recurso genial: podría decirse que el eje sobre el cual gira todo el poema es el primer verso: Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire. ¿Quién es Voltaire? ¿Por qué quiere que los hombres cultiven su jardín? Como se sabe, la novela más conocida de Voltaire* es Cándido, que narra las andanzas y viajes de este personaje desbordante de optimismo, que considera al nuestro como “el mejor de todos los mundos posibles”, no obstante que la realidad lo contradice a cada momento. Al final, desengañado de todos, se retira con sus compañeros para descubrir que la verdadera felicidad consiste “en cultivar nuestro huerto”. Un hombre que llega a esta conclusión no es cualquier hombre, se necesita una vida rica en experiencias y mucha sabiduría para aceptarla: Epicuro, Séneca, Marco Aurelio, Pascal y Voltaire son algunos que lo han logrado. Por eso digo que este verso rige todo el poema: agradecer lo bello que existe sobre la tierra (la música, la literatura de Stevenson), hallar placer en un descubrimiento (así sea la raíz de una palabra), concentrarse en un juego (el silencioso ajedrez), hacer bien nuestro trabajo (una pieza de cerámica, la tipografía de una página), leer la Divina Comedia, acariciar a un animal dormido, quedarnos callados y decir está bien, tú tienes la razón, se asemejan mucho a la acción de Cándido: retirarse a cultivar su jardín. El oído era el recurso principal de este hombre que escribía al final de su vida casi completamente ciego; de allí que emplee la anáfora, esa figura retórica que consiste en repetir una palabra o frase (El que, presente en la mitad de los versos) al inicio de los versos, para darles ritmo y armonía; eso, y la consonancia lograda con los que, de los que un escritor menos hábil huiría presuroso, Borges los emplea audazmente para darle musicalidad al poema. Tal vez no sabía lo que era un verso libre cuando leí por primera vez el poema; tal vez no había leído el Cándido ni la Divina Comedia ni a Stevenson; quizá no había reparado en el placer que representa hallar la etimología de una palabra, ni había reflexionado en el trabajo del artesano o el tipógrafo, mucho menos sabía lo que era una anáfora, la consonancia, etc., pero el poema me agradó. Las imágenes que provoca cada verso son poderosas y sirven para construir ese pequeño universo apacible, redondo y ordenado, donde lo bello y lo bueno se conjugan para generar esa sensación de paz, reconciliación y bienestar que queda al final. En otra ocasión trataré de responder por qué también El Inquisidor, del mismo autor, es otro de mis favoritos, se trata de alguien que condenó a la hoguera a sus semejantes durante gran parte de su vida. Como ven, no es lo que dice lo que atrae, sino el cómo se dice. *Voltaire, seudónimo del escritor, historiador y filósofo francés Jean François Arouet (1664-1798), una de las figuras principales de la Ilustración. Juárez el inmortal… Salomón Atiyhe Estrada
¡Que nadie esté triste, oh amigos míos! ¡De nadie puede ser casa la tierra! ¡Nadie quedará en ella! Plumajes de quetzal se rasgan, pinturas se van destruyendo, flores se marchitan: todo se va allá a la casa del sol. Eco de palabras que retumban en los muros de monte Albán, arquitectura religiosa y funeraria, de un pueblo fundador de una de las grandes culturas del país asentadas en Oaxaca, cuyas manos de alfareros prodigiosos daban vida a la cerámica. Así, con su magia, en 1806, con el más puro barro de la tierra negra, dieron vida a Juárez... el inmortal. Honorables miembros del jurado calificador: azo ti tocnopil azo ti. (¿Seremos dignos de ti?) Culto público que me escucha... El 17 de diciembre de 1818, Benito Pablo, el niño, de pura sangre zapoteca, sale de Guelatao por los caminos de la leyenda. Huérfano de padres, abandona los paisajes bucólicos del pastoreo. Sólo lo acompañan las notas melancólicas de su flauta. “Son los primeros pasos de un gran estadista y hombre de su época, y si todo esto lo ignoramos, ¿dónde podremos encontrar la confianza en la propia raza, el orgullo que se necesita para levantar obras? Cuando se habla de liderazgo en las universidades se ejemplifica con la vida de empresarios millonarios y se olvidan del gran ejemplo del gigante zapoteca”. Su visión estaba en Oaxaca. ¿Qué se podría esperar en una época cuyo habito cotidiano era la guerra civil , las asonadas, el arrebatamiento de los poderes por medio de las armas y donde la palabra indígena era sinónimo de marca del hierro candente? ¿Sería su suerte o el hado de los dioses quien lo condujo al manto protector de don Antonio Salanueva? Este encuadernador y tercero franciscano, lo condujo por el camino del estudio. Llegó hasta el seminario y de 1821 a 1828 cursó con sobresaliente aprovechamiento y particular aplicación, latín, filosofía y un curso de teología. Sus notas eran de excelente; pero su vocación no era ser clérigo y se pasó al instituto de ciencias y artes en agosto de 1828 para estudiar jurisprudencia. Son los primeros pasos de un gran estadista y hombre de su época, y si todo esto lo ignoramos, ¿dónde podremos encontrar la confianza en la propia raza, el orgullo que se necesita para levantar obras? Cuando se habla de liderazgo en las universidades se ejemplifica con la vida de empresarios millonarios y se olvidan del gran ejemplo del gigante zapoteca. A los 25 años inició su carrera política: regidor del ayuntamiento de Oaxaca, diputado local, juez civil, secretario de gobierno, magistrado del tribunal del estado, miembro del triunvirato ejecutivo de Oaxaca; ministro de justicia y negocios eclesiásticos, diputado federal, gobernador de Oaxaca y presidente de la corte y finalmente presidente de la República. Y si entramos valientemente a la crítica de ese primer siglo de nuestra independencia, veremos que era como una orgia de vándalos. De seguro que Juárez se preguntaba: ¿Qué es lo que hemos hecho en este país los mexicanos? dejamos perecer a Hidalgo, el varón fuerte, justo y laborioso; a Morelos, el vidente, el heroico, y en cambio prostituimos nuestros primeros triunfos, coronando como emperador a un bribón como Iturbide. Poco después endiosamos a Santa Anna. Pero el indio oaxaqueño no era de los hombres que se pasaban su tiempo lamentando los errores de la patria. Él fue un patriota valiente y abnegado, proyectó leyes de reforma, se destacó en toda su trayectoria militar y política por su energía y tenacidad. Los líderes se hacen y se forjan en el compromiso y responsabilidad social para con sus semejantes; no nacen de las clases altas, pueden surgir del oscuro rebelde de los pueblos olvidados por la civilización. ¿Cómo podremos creer en nosotros mismos, si comenzamos negando nuestras raíces y vivimos en el servilismo de imaginar que todo lo que es cultura ha de tener etiqueta de importación reciente? Como si nada valiese el esfuerzo de los siglos que han acumulado en este suelo, en diversa épocas, torrentes de civilización que en seguida desaparecen justamente porque no sabemos ligar el ayer con el presente y ni siquiera los esfuerzos todos de una sola época juarista en que la patria se vio amenazada en 1859 al iniciar la guerra de reforma, provocada por las fuerzas liberales y las conservadoras: la patria se hallaba sangrante por esta conmoción social de carácter fratricida. El benemérito ordenó la suspensión del pago de la deuda pública, en defensa de los intereses de la patria. Francia, Inglaterra y España, potencias mundiales de su época, reunidas en la convención tripartita de 1860 determinaron la intervención armada en México. Inglaterra y España rectificaron su error y se abstuvieron de manchar sus pabellones con el estigma infame de la intervención. Francia, debido a la política ambiciosa de su embajador napoleón III, conservó su arrogancia y actitud de ataque, dando origen a las epopeyas y de actos sublimes como, entre otros, el día glorioso del Cinco de Mayo. El gigante zapoteca, enfrento a los reaccionarios que detienen las ruedas de la historia, a una clase caduca y rancia que quería ser gobernada por un emperador de pelambre rubio y epidermis blanca pero que nunca saben dirigir una mirada a sus pueblos. Esta clase vio a su rubio emperador, a los Miramón y Mejía, caídos para siempre en el cerro de las campanas, se creyeron invencibles, dominadores de hombres y de pueblos, encontraron en México a sus maestros bajo la humilde apariencia del cobrizo semblante de los soldados de la patria. El indio de Guelatao, es el constructor del México moderno. Pero no lo supimos imitar en sus austeras disciplinas ni a Ocampo, ni a Lerdo y todas las libertades que ellos nos conquistaron, las pusimos a los pies de otro traidor del progreso: el déspota Porfirio Díaz que nos dejó de herencia once años de lucha intestina, para remediar males que él solo supo acrecentar. Y así nos pasamos el siglo XX, de caudillaje en caudillaje, de cacique en cacique; gobernados por la violencia y corrompidos por la avaricia, todo esto hay que decirlo en las universidades, para ver si el asco de nosotros mismos nos lleva alguna vez a consumar un cambio a la altura del estadista, de Juárez el inmortal. Nada importa titularse liberal o conservador, de derecha o de izquierda, lo que interesa es distinguir al que sabe del que no sabe, al que edifica del que derrumba, al que crea del que destruye. Lo que importa es condenar a los que no hacen y a los que nada intentan. La historia olvida las palabras, pero atiende a la magia de las obras. Al benemérito de las Américas se debió una conquista institucional, la relativa a la forma de su gobierno, que cesó de provocar guerras civiles. Es innegable, asimismo, que Juárez se reveló como habilísimo político, dominador de las más difíciles situaciones y de los más susceptibles, inquietos y rebeldes políticos. El símbolo de la legalidad. Penetremos en las páginas chinacas, heroicas, románticas de la época juarista, cuando ser licenciado para ejercer el derecho, la jurisprudencia, equivalía a ser la ley con vida, con esencia, con rectitud, con amor, con vocación, con la pasión de los héroes sociales que México clama a gritos de angustia y desesperación. Compañeros, imitemos a Juárez, el inmortal. Desde este foro de su natalicio, yo, los exhorto, los convoco, a poner a prueba su rectitud, su dignidad invicta, a señalar a los corruptos con el índice de la verdad y la ley para limpiar de lacras, de Miramón y Mejía, a la patria del luchador incansable, para mandar, de nuevo, a todos los traidores, al Cerro de las Campanas. http://www2.edukt.com.mx/2015/ediciones/juarez-el-inmortal/ Juárez, el clero y los imperialistas, de José Clemente Orozco.
Libertad legal en la desigualdad real Alejandra Vargas
Después de estar preparando mis clases de derecho en una semana santa, que ni fue santa y que se me alargó como un mes, por el intenso trabajo que hice, me puse a reflexionar sobre el horror de San Quintín, sobre lo que siempre ha pasado este país cuando queremos hablar sobre la "constitucionalidad" de los actos gubernamentales y sobre las protestas, por no hablar de otras resistencias, que hacemos cotidianamente los de abajo. Lean nada más lo que dice este artículo de la Ley Federal del Trabajo. Es denigrante la forma en como el Estado, basándose en los igual de denigrantes textos constitucionales y en la nada redituable para el capital Ley Federal del Trabajo, se apoya en estas leyes para ocultar el nada misterioso y oculto capital de trabajo acumulado y hablar de la libertad que tiene el capitalista para legalmente exfoliar y expropiar a la inmensa mayoría que no tiene nada. La propiedad de los medios de producción se disfraza en la igualdad jurídica y en la libertad de contratación y la libertad legal de contratar en la desigualdad real. mmhhh!!!: Un artículo de la Ley Federal del Trabajo que nos muestra esto: "Artículo 2o.- Las normas del trabajo tienden a conseguir el equilibrio entre los factores de la producción y la justicia social, así como propiciar el trabajo digno o decente en todas las relaciones laborales. Se entiende por trabajo digno o decente aquél en el que se respeta plenamente la dignidad humana del trabajador; no existe discriminación por origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, opiniones, preferencias sexuales o estado civil; se tiene acceso a la seguridad social y se percibe un salario remunerador; se recibe capacitación continua para el incremento de la productividad con beneficios compartidos, y se cuenta con condiciones óptimas de seguridad e higiene para prevenir riesgos de trabajo. El trabajo digno o decente también incluye el respeto irrestricto a los derechos colectivos de los trabajadores, tales como la libertad de asociación, autonomía, el derecho de huelga y de contratación colectiva. Se tutela la igualdad sustantiva o de hecho de trabajadores y trabajadoras frente al patrón. La igualdad sustantiva es la que se logra eliminando la discriminación contra las mujeres que menoscaba o anula el reconocimiento, goce o ejercicio de sus derechos humanos y las libertades fundamentales en el ámbito laboral. Supone el acceso a las mismas oportunidades, considerando las diferencias biológicas, sociales y culturales de mujeres y hombres. " Pd. Entré a dar clases al CCH SUR a los 21 años. Pd. Me fui después de arduo trabajo de 18 años porque me puse a caminar con comunidades indígenas. Pd. Después de siglos de no dar clases en forma por demás académica he regresado a laborar a la Unam, me reconvierto en capital de uso y no de cambio, llego sin que me reconozcan mi antigüedad, no tengo ninguna categoría, fui profesor definitivo Asociado B de tiempo completo y estoy en las peores condiciones de igualdad jurídica, por las normas internas del CCH SUR, con mis jóvenes maestros interinos de 20 años... mmhhh!!!!!! Pd. Saludo con el corazón a los antiguos y viejos maestros compañeros que aún siguen dando clases en el CCH, con el corazón abierto para sus alumnos y con condiciones diversas en su vidas de trabajo en la UNAM. Mi reconocimiento a todos los que tienen CUARENTA AÑOS DE SER PROFESORES EN EL SUR. Saludos. |
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